Símbolo de fuerza y resiliencia palestina, los árboles de olivo son también una disputa entre colonos israelíes y la población palestina, principalmente cuando llega el momento de la cosecha.
“El olivo se ha convertido en el segundo enemigo, o el otro enemigo, digamos, desde la perspectiva de los colonos o de la ocupación en general, porque el olivo es un símbolo de la firmeza palestina”, señaló el activista palestino Adham al-Rabia.
En una serie de agresiones y ataques, las y los colonos israelíes incendian o cortan los árboles de olivo, destruyen las herramientas agrícolas y roban las cosechas.
“Recientemente los colonos impidieron que los agricultores cultivaran más del 75% de los olivos del pueblo, nos bloquearon el acceso y sufrieron ataques constantes”, indicó Mustafa Hammad, jefe del Consejo de la aldea de Farkha Cisjordania.

Así, se vuelve una necesidad que, incluso las organizaciones de derechos humanos, se involucren en una actividad casi tan antigua como la propia humanidad: la agricultura.
Entre esas organizaciones están Rabinos por los Derechos Humanos, constituida por judíos que apoyan a palestina, y la Comisión de Resistencia al Muro y a los Asentamientos, que acompañan a la población de Cisjordania para desarrollar la cosecha en estas fechas del año.
“Como pueden ver, hay una gran presencia militar y colonos que salen de este puesto de avanzada construido en la cima de esta colina. Pero al final, la determinación y la voluntad palestinas prevalecerán. Al final, este ocupante se irá algún día, quiera o no, y el campesino palestino se quedará”, puntualizó Moayad Shaaban, presidente de la Comisión de Resistencia al Muro y a los Asentamientos.
Pero ante la condena de muerte y fuego que impone Israel en Cisjordania, la población palestina persiste sembrando vida.