La exlíder de Myanmar, Aung San Suu Kyi, acusada de varios cargos por la junta, compareció por primera en persona ante un tribunal desde el golpe de Estado y desafió a los generales que la derrocaron.
Las fuerzas de seguridad se desplegaron en gran número en torno al tribunal, especialmente instalado en la capital, Naipyidó, para juzgar a la exjefa de gobierno.
Aung San Suu Kyi, de 75 años, bajo arresto domiciliario y que no ha sido vista en público desde su detención el 1 de febrero, parece estar “en buena salud”, dijo su abogada Min Min Soe, a quien se le permitió reunirse con ella durante 30 minutos con otros abogados.
Antes de la vista, se mostró desafiante con la Junta, diciendo que su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND), “existirá mientras el pueblo exista, porque fue fundada para el pueblo”, según su abogada.
Los generales amenazan con disolver el partido, que ganó las elecciones parlamentarias de 2020 por amplia mayoría, alegando un fraude en la votación.
La comisión electoral, muy cercana al régimen, dijo que su investigación estaba casi terminada.
Aung San Suu Kyi, ganadora del Premio Nobel de la Paz en 1991 por su larga lucha contra las anteriores dictaduras militares, se encuentra entre las más de 4 mil personas detenidas desde el golpe.
Acusada seis veces desde su detención, se enfrenta a numerosos cargos que van desde la posesión ilegal de walkie-talkies hasta la incitación al desorden público y la violación de una ley de secretos de Estado.
Si es declarada culpable, podría ser expulsada de la política e incluso condenada a varios años de prisión.
La próxima vista está prevista para el 7 de junio, dijo Min Min Soe, que también se reunió con el expresidente Win Myint, detenido al mismo tiempo que Aung San Suu Kyi.