Los austríacos cambiaron sus cubrebocas de tela por protecciones de nivel médico FFP2, que empiezan a ser obligatorias para los mayores de 14 años en los transportes, las tiendas, los hospitales, las farmacias y otros centros públicos.
Austria es uno de los primeros países europeos en hacer obligatorio en determinados casos el uso de estas mascarillas FFP2.
La medida ha sido mayoritariamente bien acogida, pese a las controversias que generan otras disposiciones, como el cierre de las escuelas, mientras que siguen abiertos las telesillas en las estaciones de esquí.
Debido a las variantes del coronavirus”, más contagiosas, “es necesario protegerse mejor” afirma Hannah Zuegner, de 24 años, residente en la capital austríaca.
“Si todos contribuimos en ello, las cosas cambiarán, especialmente cuando llegue las vacunas”, agrega.
Estos cubrebocas, que bloquean el 94% de las partículas más finas, eran vendidas a 5 euros (algo más de seis dólares) la pieza hasta hace algunas semanas, pero ahora se pueden encontrar a un precio de 59 céntimos de euro cada una.
Los FFP2 se consideran más efectivos en la reducción de la propagación del coronavirus en comparación con los cubrebocas de algodón o quirúrgicos desechables, ya que estos dos últimos actúan más como dispositivos para evitar la propagación de partículas de aerosol por exhalación, pero no protegen al usuario de inhalar aire contaminado.
Las personas en residencias de ancianos y las familias de bajos ingresos recibieron gratis la semana pasada paquetes de cubrebocas FPP2.