Las autoridades sudafricanas evaluarán este martes los daños causados por las inundaciones que dejaron al menos 443 muertos en el país y un estado de catástrofe nacional, una semana después del inicio de las tormentas en la costa este.
Por tal razón, varios ministros viajarán a Durban, epicentro de las inundaciones, para inspeccionar escuelas, hospitales e infraestructuras afectadas.
El presidente Cyril Ramaphosa dijo que estas inundaciones fueron un desastre humanitario que necesita una intervención masiva y urgente y declaró el estado de catástrofe nacional.
Las fuertes lluvias y los corrimientos de tierra dejaron un paisaje apocalíptico en los alrededores de la ciudad portuaria de KwaZulu-Natal (KZN), con carreteras reventadas y puentes derrumbados.
Muchos habitantes llevan ocho días sin agua potable, ya que casi 80% de la red está fuera de servicio, según las autoridades locales. Camiones cisterna intentan llevar agua a la población, pero algunas zonas siguen siendo inaccesibles.
Las autoridades declararon que restablecieron la electricidad en la mayoría de las zonas afectadas, pero el país se enfrenta a nuevos cortes de electricidad impuestos por la empresa estatal Eskom. Asimismo, el puerto de Durban, una de las principales terminales marítimas de África y eje de la actividad económica del país, fue afectado gravemente.
El acceso al puente por carretera se vio reducido por los daños registrados en la ruta que conecta el puerto con el resto del país, por ello el suministro de combustible y alimentos se vio interrumpido
Cuantiosos daños
Las autoridades estiman que los daños serán cuantiosos. Un cálculo inicial para la reparación de la infraestructura vial se eleva a unos 382 millones de dólares mientras que el Gobierno anunció la la entrega de un fondo de emergencia de 68 millones de dólares para la región.
Actualmente, las lluvias se calmaron desde el fin de semana. Los equipos de rescate siguen movilizados ya que decenas de personas siguen desaparecidas. La esperanza de encontrar supervivientes es escasa.
Unos 10 mil soldados, fontaneros y electricistas fueron desplegados en las zonas afectadas para ayudar. También se intensificó el apoyo aéreo para el traslado de mercancías, se van a instalar sistemas de purificación de agua y tiendas de campaña para los evacuados.
En las morgues, las autoridades intentan acelerar las autopsias de las víctimas ante la afluencia de cadáveres. Al menos 270 mil estudiantes no pudieron volver a clase tras el feriado de Pascua, pues más de 600 escuelas resultaron afectadas.
Además, casi 4 mil casas quedaron destruidas y más de 13 mil 500 dañadas. Unas 40 mil personas tuvieron que abandonar sus hogares.