Un “banco” benéfico de respiradores alquila sus aparatos a los necesitados hospitales de Nepal para tratar a bajo precio a los enfermos de coronavirus de este país con escasos recursos sanitarios.
Nepal sufrió una virulenta ola de contagios entre abril y mayo que saturó los hospitales de enfermos y dejó en mínimos las reservas de medicamentos y material médico.
Luego de un pico de nueve mil infecciones diarias a mediados de mayo, el número de casos disminuye netamente pero los hospitales siguen bajo fuerte presión.
El precario sistema de salud del país himalayo cuenta con un total de 840 respiradores para una población de casi 30 millones de habitantes, según los datos del gobierno.
Y la mayoría de estos aparatos tan necesarios para tratar los pacientes graves de coronavirus se encuentran en Katmandú, su capital.
Fue al constatar este problema que un grupo de médicos fundó la organización sin ánimo de lucro Nepal Ventilator Services.
Nepal sufre una escasez crónica de material, como los respiradores”, explica Bishal Dhakal, su cofundador.
Según este médico de 42 años, el país debería disponer “de 2 mil a 3 mil” respiradores para cubrir las necesidades de toda su población.
En abril de 2020, este antiguo cirujano cardíaco, ahora médico generalista, lanzó un pedido de donaciones que rápidamente surtió efecto y les permitió comprar sus primeros veinte respiradores. Después, la organización pudo adquirir otros 85.
Desde entonces, los aparatos han servido para tratar a cerca de mil 500 enfermos en Nepal y a un coste menor para los hospitales.
El precio diario del alquiler son de 25 dólares que cubren el mantenimiento y el transporte de la máquina.
Gracias a ello, el hospital público Bhim, en el sur del país, pudo disponer durante la última ola de dos respiradores adicionales al único que tenían en su inventario.
Nuestros pacientes necesitaban respiradores pero no teníamos presupuesto para comprarlos inmediatamente”, afirma su director, Shakuntala Gupta.
Además, el proceso administrativo para obtener la aprobación es larga”, precisa.
En Katmandú, el hospital Karuna recurrió a ocho aparatos de la oenegé este año.
En el momento del pico, casi todos los pacientes admitidos en cuidados intensivos necesitaban asistencia respiratoria”, recuerda Ram Kumar Shrestha, director general de este hospital privado.
Si el ‘banco’ de respirador no hubiera existido, la tasa de mortalidad hubiera sido inimaginable, no solo aquí (Katmandú), sino en muchos lugares de Nepal”, estima.