Hay héroes que sólo necesitan de un buen horno y mucha sazón.
A sus 25 años, Oleg evitó que miles de personas padecieran hambre durante la ocupación rusa en Chernigov, localidad al norte de Ucrania.
“Fueron más de mil Pizzas las que entregamos durante los primeros días de la ocupación”, Oleg, dueño del restaurante La Pizza Expresso.
Oleg cuenta que la mañana del 24 de febrero, el miedo hizo que nadie saliera de sus casas, su restaurante la Pizza Expresso, ubicada en el centro de Chernígov, recibió muchos pedidos.
Por la noche comenzaron los bombardeos y con ello la devastación.
Empezó a entregar pizzas gratuitamente a sus vecinos.
“Vivíamos en un pueblo cerca de aquí, de Chernihiv. Nuestra casa fue alcanzada por terribles proyectiles, así que tuvimos que resguardarnos en el sótano desde el 8 de marzo, nos la pasamos casi un mes sentados en el sótano. Durante un mes y medio nos hemos alimentado de pan y leche”, Liliana, habitante de Chernigov.
El rastro de la barbarie también alcanzó Chernigov, localidad de unos 280 mil habitantes, ubicada a sólo 70 kilómetros de las fronteras de Rusia y Bielorrusia.
Y aunque la atención se ha centrado en el horror de la guerra causado en Bucha o Borodyanka, en Chernigov los muertos por los bombardeos llegan a 700.
El estadio, cuna de la estrella de fútbol del West Ham, Andry Yarmolenko, fue blanco de siete misiles.
Quienes sobrevivieron ahora se enfrentan al hambre, en Chernigov, una de las comunidades más pobres del país, la ayuda humanitaria llega a cuentagotas, porque los puentes que conectan esta localidad con Kiev siguen dañados.
Y ahí es donde Oleg y su equipo siguen ejerciendo sus superpoderes.
“En los primeros días cuando ninguna tienda estaba abierta y no había nada de comida en el pueblo, sacamos las reservas de los restaurantes que tengo y comenzamos a entregar despensas y comidas calientes; entregábamos hasta 11 mil bolsas de despensa. Ahora entregamos hasta 20 mil bolsas de comida por día a los militares, a hospitales, a los integrantes de la defensa territorial y a la gente”, dijo Oleg.
El 99% de la ayuda son donaciones. Y muchos de los vecinos que no tienen empleo vienen y ayudan a cambio de víveres.
Como Karel, quien antes de la guerra era un hombre de negocios; hoy limpia el pescado.
“Prefiero ayudar a la gente de mi pueblo que quedarme en mi casa a no hacer nada. Siento que entre más ayudemos, más rápido regresaremos a la normalidad”, Karel, voluntario.
Artem, niño de apenas 8 años, diario hace fila desde temprano para recibir la ayuda humanitaria.
“Mi mamá está en el trabajo y mi papá en mi casa con mi hermana pequeña”, señaló Arlem.
La pizzería de Oleg es uno de los pocos edificios que no resultaron tan dañados en Chernigov.
Al preguntarle a Oleg si cree que tuvo suerte, responde.
“Solo fuimos bendecidos porque si te das cuenta la mayoría de los restaurantes fueron bombardeados. O tal vez a Dios le gusta la pizza”, concluyó Oleg.
