Apodados “basureros Spiderman”: colgados sobre el vacío a 400 metros de altura, estos recolectores se descuelgan en rapel (descenso rápido con cuerdas) por los acantilados de una montaña en China para recolectar los desechos arrojados por turistas.
Con casco protector, Yang Feiyue se coloca un arnés para luego lanzar una cuerda sobre la baranda de una pasarela acristalada, adosada a las pendientes del Monte Tianmen, en Zhangjiajie, en el centro de China.
“¿Miedo? ¡No, estoy habituado!”, afirma con aplomo el recolector de 48 años, con chaqueta naranja y una bolsa de basura negra sobre la espalda, antes de franquear la barandilla para realizar un descenso vertiginoso de decenas de metros.
Yang Feiyue extrae con paciencia residuos atascados en el acantilado. Su único seguro de vida: una cuerda, sujetada con firmeza por sus colegas que quedaron en la pasarela, y atada a unos ganchos inscrustados en la roca.
Recuperé botellas de agua, pequeñas bolsas, pañuelos. Cuando llueve, contamos con capotes desechables”, precisa Yang, tras ser remontado por la fuerza de los brazos de sus compañeros, transmitida a través de un sistema de poleas.
“Con la pandemia, ahora también encontramos mascarillas”, añade.
El Covid-19 ha sido contenido en buena parte de China desde la primavera (boreal) y la vida vuelve a su curso habitual. Pero, muchos chinos continúan portando mascarillas protectoras, inclusive en plena naturaleza.