Internacional

Baterías de guerra ponen en riesgo la salud de las personas en la Franja de Gaza

Las batería son desmontadas y revendidas por las personas sin equipo de protección a fin de comprar comida

Batería oxidadas se acumulan en un vertedero a cielo abierto al sur de la Franja de Gaza, en Jan Yunis, sin medios disponibles para reciclarlas. Éstas se acumulan desde hace 15 años, cuando Israel impuso un bloqueo para contener al movimiento islamista Hamás en el poder, así lo señaló una de las trabajadores del vertedero a AFP, Ibrahim Baraka. 

Este sitio, documentó AFP, tiene 2 mil metros cuadrados llenos de baterías sólo queda despejado un estrecho pasillo para que circulen las y los empleados, quienes son conscientes de que estos aparatos y ambiente puede ser nocivo para su salud, ya que no tienen equipamiento especial para manipularlas. 

Las batería, detalla el director de recursos en el ministerio de Medioambiente en Gaza, Mohamed Masleh, están compuestas de plomo y de mercurio. Elementos químicos peligrosos para el medioambiente y la salud humana. 

Se estima, comentó Masleh, existen alrededor de 25 mil toneladas de baterías usadas que esperan a ser recicladas y la mayoría se almacenan en espacios no pensados para este uso. Sin embargo, estas baterías son indispensables en Gaza, ya que 2.3 millones de habitantes, con omnipresentes cortes de corriente, no dispone más que de una central eléctrica que depende de entregas de fuel y no asegura un suministro estable.

Las batería, agregó, empezaron a ser usadas en la guerra de 2006 entre Israel y Hamás, cuando la central fue bombardeada por la aviación israelí, y actualmente están conectadas a numerosos paneles en los tejados

Ganarse el pan

Ante los miles de aparatos que se apilan, Baraka lamenta que Gaza no disponga de material necesario para reciclarlos y que Israel no los quiera, por ello el Estado hebreo les envió recientemente un segundo triturador de metales y aceptó el mes pasado pagar y recoger objetos de metal con fines de reciclaje. 

Baraka explicó que hay personas que desmontan las baterías y retiran algunas partes, de plástico especialmente, para venderlas a las fábricas, pero esta práctica tiene sus riesgos sanitarios.

“La gente está en contacto con las baterías, los niños las cargan, las intentan abrir con destornilladores y  10 años más tarde, el niño tiene cáncer”, enfatizó el director del Instituto Nacional para el Medioambiente y el Desarrollo en Gaza,  Ahmed Hillis,

Una batería usada, dijo, de 16 amperios vale 5 séqueles (1.37 euros) y la de 200 amperios, 50 séqueles (13.7 euros). En un territorio, añadió, minado por la pobreza y el desempleo, esta actividad sirve para “ganarse el pan”, pero aquellas personas que la practican lo hacen “sin seguir ninguna regla y sin tener la experiencia en la recogida de productos peligrosos”. 

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