El presidente Joe Biden habló por teléfono este lunes 31 de octubre con Luiz Inácio Lula da Silva sobre la “relación sólida” entre Estados Unidos y Brasil y ambos se comprometieron a cooperar frente a “desafíos comunes”, informó la Casa Blanca tras la victoria electoral del líder izquierdista.
“Los dos líderes hablaron de la relación sólida entre Estados Unidos y Brasil y se comprometieron a continuar trabajando como socios para abordar desafíos comunes, incluida la lucha contra el cambio climático, salvaguardar la seguridad alimentaria, promover la inclusión y la democracia y gestionar la migración regional”, señaló en un comunicado.
Biden insistió en que las elecciones en Brasil, en las que Lula se impuso al ultraderechista Jair Bolsonaro por un estrecho margen de 50.9% contra 49.1%, han sido “libres, justas y creíbles”, como ya dijo el domingo al felicitarle, poco después de conocerse los resultados.
El mandatario estadounidense elogió “la fortaleza de las instituciones democráticas brasileñas”, según el comunicado.
“Las instituciones democráticas de Brasil llevaron a cabo ayer lo que se puede calificar de elección ejemplar”, afirmó por su parte el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
Brasil es “una democracia líder en la región, un país con el que compartimos una serie de intereses importantes”, afirmó en su rueda de prensa diaria.
“Hay muchas oportunidades para la cooperación, muchas oportunidades para profundizar nuestra cooperación entre nuestros dos países en varios frentes, pero la elección, por supuesto, terminó ayer y todavía falta un par de meses para la investidura, así que no me gustaría adelantarme”, añadió.
En su primera reacción tras su victoria, Lula aseguró que combatirá la deforestación y que “Brasil está de vuelta” en la escena internacional.
Comunidad internacional arropa a Lula y Bolsonaro sigue aislado
Lula da Silva recibió este lunes un fuerte respaldo internacional, mientras persistía el silencio del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien todavía no reconoce su derrota en el balotaje del domingo.
Un día después del resultado oficial, Bolsonaro, de 67 años, no se ha pronunciado sobre la victoria de Lula, que fue reconocida de inmediato por los líderes de Estados Unidos, Alemania, Francia y Rusia.
Situación “difícil”
Lula reconoció en su discurso de victoria que gobernará “en una situación muy difícil” y enfatizó la necesidad de restablecer “la unidad” de los brasileños.
La transición también implica desafíos para él, explicó Paulo Calmon, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Brasilia.
“Debe cuidarse, primero, de una ‘tercera vuelta’: de cualquier desafío que Bolsonaro y sus aliados puedan crear, como (Donald) Trump en Estados Unidos, para deslegitimar su victoria y movilizar a su electorado contra él”, dijo Calmon.
La diferencia entre Lula y Bolsonaro en votos fue de dos millones, la victoria más ajustada de la historia de Brasil en una segunda vuelta, tras una campaña polarizada y tensa.
Marco Antonio Teixeira, politólogo de la Fundación Getulio Vargas, aseguró que Lula tendrá que ampliar la “legitimidad” del gobierno e incorporar a sectores ajenos al PT.
“Necesita ampliar su apoyo para unificar al país”, agregó Teixeira.
El Congreso, que el 2 de octubre se movió a la derecha con la elección de conservadores y aliados de Bolsonaro, puede ofrecerle una oposición más férrea a la que enfrentó en sus otros dos gobiernos.
El Partido Liberal de Bolsonaro tendrá la mayor bancada en Diputados, con 99 representantes.
Promesas de bonanza
Lula, que gobernó Brasil de 2003 a 2010, llega al poder en buena medida apalancado por el apoyo de los más pobres, entre quienes existe una memoria afectiva de la bonanza bajo su administración en tiempos de boom de las materias primas.
El izquierdista prometió “arreglar el país” y mejorar el bolsillo de los brasileños así como reforzar programas sociales.
Adriano Laureno, de la consultora Prospectiva, dijo que el resultado de Bolsonaro, que terminó como el candidato en segunda posición mejor votado en la historia democrática brasileña, anticipa que Lula tendrá una oposición “fuerte” y posiblemente “organizada en las calles”.
En su campaña, el líder del PT destacó logros socioeconómicos pasados, como la salida de la pobreza de más de 30 millones de brasileños gracias a iniciativas sociales.
Pero en este tercer período no contará con la misma bonanza.
Si bien la economía da señales de mejora, con crecimiento, menos inflación y más empleo, está lejos de la prosperidad que alcanzó a comienzos de siglo y enfrenta un mundo en riesgo de una recesión global.
Si no son satisfechas, las expectativas podrían tornarse un búmeran, coinciden analistas.
“Comenzará con muchas dificultades en la economía. Asumirá en un mundo en posible recesión, con la tasa básica de interés muy alta en Brasil y una ‘bomba’ fiscal (déficit) de 400 mil millones de reales -unos 76 mil millones de dólares-“, explicó Laureno.