El bombardeo israelí del viernes contra dirigentes de Hezbolá en un suburbio de Beirut mató a 37 personas, según el último balance publicado este sábado por el Ministerio libanés de Salud.
El balance podría aumentar, ya que “aún se están despejando los escombros” del edificio destruido, precisó el ministerio.
El parte anterior señalaba 31 muertos, incluyendo tres niños y siete mujeres.
El bombardeo estaba dirigido contra dirigentes de la unidad Radwan, fuerza de élite del grupo islamista Hezbolá, que mantenían una reunión en un sótano del edificio.
Hezbolá indicó que perdió a dos altos mandos de esa unidad en el ataque, que según una fuente cercana al movimiento proiraní costó la vida a 16 de sus miembros.
Además, 68 personas resultaron heridas y continúan las labores de rescate en busca de 23 desaparecidos en el edificio destruido.
El grupo islamista Hamás lamentó la muerte de Ibrahim Aqil, uno de los máximos comandantes de Hezbollah, y advirtió que Israel pagará un “alto precio” por estos ataques, lo que sugiere un posible incremento en la violencia en los próximos días.
Tensiones entre Líbano e Israel aumentan
El temor a una guerra total entre Líbano e Israel ha crecido rápidamente en las últimas horas, tras los recientes bombardeos y enfrentamientos transfronterizos.
El ejército israelí informó haber bombardeado “miles de plataformas de lanzamiento” en el sur de Líbano, las cuales estaban a punto de ser utilizadas por el grupo Hezbollah.
En respuesta, el movimiento islamista lanzó cerca de 90 cohetes hacia dos posiciones militares en el norte de Israel.
En paralelo, el primer ministro de Líbano, Najib Mikati, canceló su participación en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, tras los ataques israelíes sobre la zona residencial de Dahye, en Beirut.
La escalada en la región ha generado preocupación entre la comunidad internacional, que teme que estos enfrentamientos puedan desencadenar un conflicto de mayor envergadura.