El republicano Kevin McCarthy logró el viernes convencer a seguidores de Donald Trump para que voten su postulación a la presidencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, pero ese respaldo no le alcanzó para ser elegido.
El Capitolio, atacado hace exactamente dos años por partidarios de Trump, está paralizado por la rebelión de congresistas republicanos muy conservadores alineados con el expresidente.
McCarthy, favorito para sustituir a Nancy Pelosi como presidente de la Cámara de Representantes, dijo haber avanzado en su candidatura por primera vez en el cuarto días de negociaciones y 13 rondas de votación en cuatro días.
Los debates se suspendieron hasta las 22:00 horas sábado.
Sorprender
“Vamos a sorprenderlos”, había dicho la mañana del martes a periodistas que le preguntaron sobre la viabilidad de su candidatura. Sin embargo, aún debe alinear a republicanos que prometieron no votarlo nunca.
Tercera figura política más importante de Estados Unidos después del presidente y el vicepresidente, el “speaker” o titular de la Cámara baja necesita 218 votos para ser elegido. Actualmente tiene 213.
Para imponer condiciones, el grupo duro de legisladores trumpistas se aprovecha de la ajustada mayoría republicana en la Cámara lograda en las elecciones de medio mandato de noviembre.
Al carecer de “speaker” la Cámara baja, los representantes no pueden asumir sus cargos y en consecuencia tampoco votar proyectos de ley.
Los 434 miembros de la Cámara seguirán votando hasta que surja el presidente. Eso puede insumir horas, días o semanas. En 1856, se llegó a un acuerdo tras dos meses y 133 votaciones.
El enfado era palpable entre los miembros del Grand Old Party, como se denomina al Partido Republicano, que apoyan mayoritariamente la candidatura de McCarthy, lo que dio lugar a debates muy animados. Muchos abandonaron el recinto en protesta por el discurso de Matt Gaetz, uno de los representantes electos que encabezan la rebelión.
Entre los demócratas, cuyos representantes electos se levantan todos en bloque en cada votación, como para subrayar un poco más las divisiones republicanas, están también algo ocupados. Puede que el partido de Joe Biden muestre unidad en torno a su líder, Hakeem Jeffries, pero carece de votos suficientes para convertirlo en presidente del cuerpo.
Los demócratas también denunciaron el viernes el dominio de trumpistas -muchos de los cuales aún se niegan a reconocer su derrota en 2020- sobre el Partido Republicano, dos años después de que sus seguidores asaltaran la sede del Congreso con saldo de cinco muertos.
“El caos en la Cámara de Representantes es sólo otro ejemplo de cómo una franja extrema… impide gobernar”, dijo el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
El aniversario del ataque al Capitolio “debe servir de señal al trumpismo, que lo está llevando de fracaso en fracaso”, dijo en un comunicado.