Internacional

Cárceles de Hong Kong están pobladas de mujeres latinas que eran usadas como “mulas”

En Hong Kong el tráfico de drogas se puede castigar con una pena de cadena perpetua.

Las cárceles en Hong Kong están pobladas por cientos de mujeres latinas que eran usadas por narcotraficantes como “mulas” para transportar droga, que pasa por ese país.

El riesgo es alto y la paga es poca.

“Las mulas que llegan a esta parte del mundo con cocaína son típicamente de Sudamérica, generalmente mujeres vulnerables y o personas pobres”, dijo Jeremy Douglas, representante para el sudeste asiático de la oficina de la ONU contra la droga y el delito.

Una de ellas es la peruana Zoila Lecarnaque. En 2013 aceptó viajar a Hong Kong para recoger aparatos electrónicos a cambio de dos mil dólares, cantidad que necesitaba para una operación de ojos, luego de que su esposo la abandonó con dos hijos.

“Ven a las personas que tengan la situación económica precaria, ven a las personas que estén pasando por cosas así, ¿no? Necesidades económicas. Entonces ellos buscan, ellos ven quiénes”, señaló Zoila.

Los oficiales encontraron dentro de la maleta de Zoila preservativos con más de 500 gramos de cocaína líquida.

En Hong Kong el tráfico de drogas se puede castigar con una pena de cadena perpetua, por lo que Zoila decidió declararse culpable para reducir su condena. Asegura que no sabía sobre la droga.

“Yo con el tiempo me di cuenta, medité el daño que le ocasioné a mi familia. Y eso me duele porque ellos fueron los afectados”, agregó Zoila.

Las bandas del narcotráfico prefieren usar a mujeres porque, creen que llaman menos la atención de las autoridades.

Estadísticas oficiales revelaron que de las 8 mil 434 personas encarceladas el año pasado, una cuarta parte eran mujeres, la tasa más alta del mundo, según el World Prison Brief.

“Hay dos dificultades enormes. Una es el idioma, que la gran mayoría no maneja nada de inglés cuando llega, mucho menos chino. Y la segunda, es cuando caen en cuenta que están aquí, a miles de kilómetros de distancia de sus familias”, comentó Ana María Jara, misionera laica de la sociedad de Misiones Extranjeras de Quebec.

Ante esta repetitiva situación, el sacerdote John, capellán que trabaja con reos, busca concientizar sobre los peligros del tráfico de drogas.

“El gran problema es que los autores intelectuales, los peces gordos, como los llamo, no reciben mucha mención. Son las personas pequeñas, las que son atrapadas, arrestadas y encarceladas”, puntualizó el padre John Wotherspoon, capellán de misión.

Zoila finalmente fue deportada de Hong Kong, un día con el que soñó durante años.

“Sentí mucha alegría, mucha emoción. Toda la familia me está esperando en la casa”, concluyó Zoila.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button