En permanente zozobra, médicos, organizaciones y autoridades esperan en el centro de refugiados de Zaporiyia a que lleguen los primeros 100 civiles evacuados de la fábrica de acero en la devastada Mariúpol. A la par, fracasó un nuevo rescate por los intensos ataques rusos en la zona.
El primer grupo, rescatado este domingo de la planta que los resguardara 60 días, son trasladados por la ONU, la Cruz Roja y autoridades ucranianas.
Ya no hay casa. No puede estar intacta porque hubo bombardeos todos los días”, dijo Olga Savina, rescatada de la fábrica “Azovstal”.
Esta evacuación solo incluyó civiles, entre ellos niños, mujeres y ancianos.
Todo lo que puedo hacer ahora es elogiar los esfuerzos incansables de la ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja para que esto suceda. Pero todo es muy frágil, las cosas pueden desmoronarse en cualquier momento, por lo que es mejor esperar hasta que termine la evacuación”, dijo Dmytro Kuleba, ministro de Relaciones Exteriores, Ucrania.
En la metalúrgica “Azovstal” aún hay cientos de civiles y militares resistiendo con poca agua y comida, los intensos ataques.
Otras personas que salieron de Mariúpol llegaron a Zaporiyia por sus propios medios.
“Oh, los nervios… sobrevivimos a algo que… Dios no quiera que le pase a nadie más. Necesitamos una larga terapia”, expuso Nadezhda Vorotilina, evacuada de Mariúpol.
Los misiles rusos destruyeron infraestructura civil de Odesa al sur del país, dejando varios heridos y muertos, incluidos niños.
En tanto, la policía de Kiev denunció la aparición de ocho fosas comunes con 148 cadáveres que presentan lesiones y signos de tortura.
El servicio de seguridad identificó a casi 900 militares que cometieron crímenes contra civiles en esa región, entre ellos, un comandante de la guardia nacional rusa, “primer sospechoso” relacionado con la masacre de civiles en la localidad de Bucha.