Cinco décadas después del golpe de Estado al Gobierno democrático socialista de Salvador Allende, en una ruta de vaivenes ideológicos y amagos de cambios de fondo en un contexto progresista, Chile sigue en busca de un rumbo de consenso.
Dos premisas son lo único cierto. El modelo de los Chicago Boys, los economistas surgidos de universidades privadas estadounidenses, que abrieron el cauce al neoliberalismo en América Latina, justo en Chile en la era pinochetista, está agonizando.
“La Constitución del 80, una Constitución heredada de la dictadura, creo que toca fondo en este momento, y muy curioso que pase justo cuando se están cumpliendo 50 años desde el golpe”, dijo Beatriz Sánchez Muñoz, embajadora de Chile en México.
Además, el margen es estrecho para completar los cambios que lleven a reanudar el crecimiento con una mejor distribución del ingreso. Tardarán más allá del Gobierno del izquierdista Gabriel Boric, vislumbra Beatriz Sánchez, su embajadora en México.
“Los gobiernos en Chile son de cuatro años, entonces creo que ese avance va a ser avances que es muy difícil ver completamente dentro de un sólo Gobierno igual. Son avances que se van a ir proyectando en el tiempo”, agregó Beatriz.
El coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (Lacen), Ignacio Martínez Cortés, sostiene que el milagro económico chileno, diseñado a partir de la constitución pinochetista, aún vigente, fue en realidad un espejismo.
“Chile tuvo hace 50 años, inaugura, digamos, en un sentido socialmente negativo, un periodo muy importante para nuestra América Latina y el Caribe en torno a lo que se le denominó la famosa escuela de los Chicago Boys, que precisamente es donde, junto con Bolivia, donde se implementa lo que ahora se conoce y se ataca como el neoliberalismo”, señaló Ignacio Martínez Cortés, coordinador del Lacen de la UNAM.
Y sí, el hito se derrumbó, porque reservó sus beneficios a sólo una clase pudiente. Hasta que el modelo se agotó, recuenta el catedrático de la UNAM.
“Mucho se dice que este crecimiento económico que ha tenido Chile en los últimos años es precisamente secuela de estas políticas económicas de los Chicago Boys. Sin embargo, ese crecimiento económico no va de la mano de un desarrollo humano, una enorme exclusión social con una creciente inequidad y eso refleja sin duda esa desigualdad”, añadió Ignacio Martínez.
Cuando el modelo económico del pinochetismo alcanzó su madurez, entre 2004 y 2014, Chile creció casi 5% anual, ese fenómeno actuó como un calmante a las tensiones sociales que ya se perfilaban por la desigualdad.
La caída de la expansión económica promedio anual a menos de 2%, llevó la presión al estallido social en 2019, que entre escaramuzas y más de una veintena de muertes por la represión policiaca, llevó al entonces presidente de derecha moderada, Sebastián Piñera, proponer una nueva Constitución.
Pero la división social en Chile actúa como péndulo ideológico. Consumada la nueva constitución en el congreso, la sociedad frenó en un plebiscito su aplicación.
De estos procesos constituyentes habla la embajadora Beatriz Sánchez Muñoz.
“El primero, que terminó con un plebiscito negativo. El segundo, que está abierto ahora. Que es como el blanco y el negro o el negativo del otro, uno con una mayoría de personas muy progresistas y otro con una mayoría abrumadoramente conservadora y con cero representantes barriales”, puntualizó Beatriz Sánchez.
Así, Chile votará este diciembre la definición de un modelo de desarrollo igualitario y distributivo o permanecer con la Constitución pinochetista, la de 1980.