Cientos de cuerpos en sus ataúdes esperan desde hace semanas e inclusive meses para ser incinerados en Roma, una situación dramática debido a la lentitud burocrática que generó una inusual protesta este viernes de los dueños de funerarias.
Hacemos un llamamiento al alcalde de Roma, Virginia Raggi, para que ponga fin a los numerosos trámites actuales de manera de obtener rápidamente las autorizaciones necesarias para la cremación”, explicó Giovanni Caccioli, secretario nacional de la Federación Italiana de Directores de Funerarias, entre los organizadores de la manifestación organizada frente al templo romano de Hércules Víctor, a pocos metros del ayuntamiento de la capital.
Para Caccioli, Roma registra cada año entre 15 mil a 18 mil solicitudes de cremación, lo que obliga a las familias a emprender un viaje “tortuoso” entre los administradores del cementerio, la empresa municipal y la oficina del registro del estado civil.
Una carrera que se ha complicado en los tiempos de COVID debido al aumento de muertes y al acceso limitado a los servicios públicos.
Esta es una situación absurda”, denunció Caccioli, rodeado por colegas que han acudido con coronas fúnebres en las que se podía leer la frase “Perdónenos, pero no nos dejan enterrar a sus seres queridos”.
“Todo se hace a la antigua”, lamentó el dirigente que calcula retrasos de 35-40 días, “una situación muy grave para una familia que acaba de sufrir un duelo”.
No se puede seguir así. La autorización para obtener la cremación debe expedirse en uno o dos días como máximo”, exigió.
En las demás ciudades de Italia es la oficina del registro civil que otorga directamente las autorizaciones en un plazo de 24 a 48 horas.
Maurizio Tersini, de 59 años, que dirige la agencia funeraria Le Sphinx, estima que alrededor de mil 800 ataúdes esperan en depósitos refrigerados de la capital para ser cremados.
Eso nos genera un gran sufrimiento, por las familias”, reconoció.