Los conocen ya como los bebés nacidos en tiempos de la invasión militar.
Llegaron al mundo en sótanos de hospitales, refugios y hasta en pasillos del metro.
“Vine aquí el primer día de la invasión, estaba embarazada y el 28 de febrero tuve a mi hijo, su nombre es Mark. Estamos seguros aquí”, Yula, madre en la invasión.
Nacieron en condiciones atípicas, literalmente en medio de bombardeos.
La diferencia es que comienza el trabajo de parto que normalmente toma alrededor de diez, quince horas y luego puede haber una alerta de ataque aéreo y las mujeres deben trasladarse al refugio”, Dmytro Govseyev, jefe del Hospital de Maternidad de Kiev, Ucrania
Sus madres; en el sobresalto constante.
“Vi mujeres dando a luz aquí, en el sótano. Y todas estaban ensangrentadas porque tenían, por ejemplo, una cesárea y luego se encendió la alarma y necesitaban bajar, así que básicamente, ni siquiera tuvieron tiempo de acostarse después de la cesárea. Es terrible, es una experiencia terrible”, Alena Shinkar, gestante en hospital de Kiev, Ucrania
Una clínica privada de reproducción asistida y maternidad subrogada acondicionó instalaciones para pacientes en situación de emergencia.
Se trata de un búnker, en un sótano con estructuras de acero y paredes de concreto de alta densidad, que dispone de medicamentos, comida, bolsas para dormir y hasta máscaras antigás.
“Ahora les mostraré nuestro refugio antibombas en el que llevaremos a nuestros clientes con sus hijos recién nacidos”, Svetlana, asistente clínica de reproducción