La continua escalada de precios y el retiro de subsidios gubernamentales en Argentina han puesto en jaque a miles de familias que cada vez dependen más de los programas sociales.
La administración de Javier Milei está cumpliendo su advertencia de sanear las finanzas públicas con el retiro de apoyos económicos y en especie.
Una de las áreas afectadas son los comedores comunitarios, en los que además la demanda aumenta día a día.
“La última entrega fue en noviembre y no tuvimos la entrega de alimentos de Nación ni en diciembre ni en enero y ahora tampoco en febrero”, expresó Melisa Cáceres, coordinadora de comedor vecinal.
Esa decisión del Gobierno generó la protesta social de la semana pasada, con las llamadas “filas contra el hambre“, y la ira tras la respuesta de la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, quien ofreció recibir uno a uno a todo argentino que tuviera hambre, pero nunca cumplió.
“Con una clara decisión del Gobierno actual, más que nada de la ministra Pettovello que está a cargo del capital humano, de no entregar a los comedores y merenderos, porque ellos sostienen que había irregularidades”, agregó Melisa Cáceres.
El problema social se agrava en el contexto de la crisis económica, con un dólar que, de entrada, el Gobierno de Milei devaluó más de 100%, y una inflación que, solo en diciembre, rebasó el 25% y en enero llegó al 20%, lo que equivale a pagar medio tanto más por un mismo artículo.
Además, el aumento de precios en el último año acumula 254.2%, es decir, el valor promedio de prácticamente todo es hoy dos y media veces más que el que tenía a finales de enero de 2023.
En “Las Hormiguitas Viajeras“, comedor comunitario en Loma Hermosa, populoso barrio de Buenos Aires, a los indigentes se han sumado familias hasta de seis integrantes, que ya no pueden costear sus propios alimentos.
“Ahí ya tenés 100 tapers, 110 más o menos porque en cada taper no es que llevan una ración, llevan cinco, seis y cuatro según la cantidad de personas, chicos que vienen. Viene una persona y se llevan la comida para cinco, hay uno que tenemos de doce, y a veces tenemos que ver cómo hacemos porque ya no llegamos”, comentó Carina López, coordinadora de cocina.