A los seis años, Masha aprendió a volar…
“Me gusta hacer esto porque me siento libre, siento como si pudiera volar”, dijo Masha, artista circense.
La guerra seguramente le habría cortado las alas, entonces huyó.
Cuando cayeron las primeras bombas en Jarcov, Kiev y Odesa, la comunidad circense de Ucrania, entre las más importantes en el mundo, se movilizó para salvaguardar a sus estudiantes.
Svetlana, profesora de la Academia Circense de Jarkov dejó a su esposo, su madre y su hijo de 23 años en Ucrania; no podían salir del país… Tomó a su hijo menor y 11 de sus estudiantes y cruzó la frontera con Hungría.
Fue muy duro porque el tren iba llenísimo, teníamos que meter a tres chicos en una misma silla. Además, estábamos preocupados todo el tiempo de que una bomba alcanzara el tren pero afortunadamente el tren logró terminar su ruta con nosotros a salvo”, indicó Svetlana.
La guerra es siempre cruel; de 120 estudiantes que conformaban la academia -dijo Svetlana con la voz entrecortada- 57 no han podido escapar.
Lo mismo sucede con los adolescentes de la Academia de Kiev.
“En nuestra academia había alrededor de 600 estudiantes, aquí en esta ciudad, hay 70, en Berlín 20 y en Praga, República Checa, hay 30. Los demás siguen en Ucrania; algunos chicos, que tienen más de 18 años, ahora están como soldados en Ucrania. Están protegiendo nuestro país”, comentó la entrenadora Gulnara.
Con el apoyo de artistas circenses de otras partes del mundo, el Capital Circus de Budapest acogió a gran parte de los alumnos que si escaparon. Ahora tienen un lugar para vivir y entrenar…
“Tenemos registradas 104 personas de aquellos, unos 70 que son estudiantes de la escuela de Curucús de Ucrania, hay un grupo de Kiev con 28 alumnos; hay otro grupo de Jarkiv que es el circo viejo, con 18 estudiantes”, expuso Kristian Kristoff, director de espectáculos de circo.
Hoy, esos niños, niñas y jóvenes de 5 a 20 años, están por ofrecer un show en Budapest. Además, un grupo de 19 estudiantes darán el 15,16 y 17 de abril, una presentación en Montecarlo, el Hollywood circense.
Victoria encuentra en cada acrobacia la fuerza para no sentir culpa por dejar a sus padres en Odesa. Huyó sólo con su hermano, de 13 años, y viajó durante dos días para llegar hasta aquí.
El arte del circo es mi vida y no me imagino mi vida sin esto; me siento bien porque estoy fuera de peligro pero a veces me siento muy mal porque no puedo imaginar cómo es que mis padres siguen viviendo ahí”, expresó Victoria, artista circense.
Antes de la guerra, Masha anhelaba convertirse en artista circense profesional.
Hoy desea lo mismo que millones de ucranianos.
“Cuando tenía seis años, la guerra empezó. Y quiero que acabe la guerra”, dijo Masha.
A estos pequeños artistas la guerra les quitó su escuela, sus hogares; a muchos incluso hasta a sus padres, pero no permitirán que les arrebate la capacidad de soñar… Y de volar.