Sus convicciones religiosas moldearon su activismo para defender los derechos humanos y las causas justas de la población negra, que lo llevó a ser artífice central para derrocar al sistema racista del apartheid, no sólo a través de la denuncia, sino, sobre todo, de la acción.
En Soweto, los estudiantes fueron arrestados, y él atravesó a la policía y les dijo que deberían liberar a estos jóvenes. no tenía pistola, sólo la Biblia’’, dijo Xolani Dlwati, decano anglicano de Johannesburgo, Sudáfrica.
El arzobispo reprobó siempre la ocupación Israelí a suelo palestino porque, aseguró, este pueblo vive otra suerte de apartheid.
Debe hacerse algo para encontrar una propuesta viable de paz para medio oriente para terminar con el sufrimiento inconcebible del pueblo palestino’’, aseguró Desmond Tutu.
En 2003, en un mitin masivo en Nueva York, rechazó la invasión de Estados Unidos a Irak.
Aquellos que morirán en irak no son daños colaterales, son seres humanos’’, comentó.
Y en la COP 15 en 2009, en Dinamarca, se unió a las protestas contra el cambio climático.
El cambio climático es hoy una seria crisis, pero podemos hacer algo al respecto’’, señaló Desmond Tutu.
Su lucha se centró en la no violencia, la resistencia civil, la desinversión y los boicots a los productos que exportaba el Gobierno sudafricano, sometido por las Naciones Unidas a un embargo económico.
La victoria espectacular que conseguimos contra el apartheid, no hubiera sucedido sin el respaldo de la comunidad internacional’’, consideró Desmond Tutu.
Tutu ejerció su derecho al voto en abril de 1994, en los primeros comicios libres en los que participó la población negra y Nelson Mandela resultó electo presidente. ese año nació una nueva Sudáfrica unida, no racial y democrática.
En el Gobierno de Mandela, el arzobispo presidió una Comisión de la Verdad y Reconciliación, creada para desentrañar las atrocidades cometidas durante el apartheid.
Desmond Tutu pudo ver ondear la nueva bandera incluyente y plural: roja, azul, verde, blanco, negra y amarilla, y entonar, junto a millones, el nuevo himno nacional “Nkosi sikel iafrica”, símbolos de la reconciliación.
Por su contribución a la búsqueda de la justicia y su oposición no violenta al apartheid, recibió el Premio Nobel de la Paz en 1984.