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Liz Cheney seguirá lucha contra Trump pese a derrota en primarias republicanas

Aunque perdió la batalla electoral frente a la candidata apoyada por Donald Trump, Harriet Hageman, la congresista Liz Cheney aseguró que encabezará una lucha para impedir la vuelta del multimillonario al Salón Oval de la Casa Blanca. 

Cheney perdió la semana pasada en las primarias republicanas -por más de 35 puntos de diferencia- y no podrá optar a la reelección en noviembre, por lo que a partir de enero de 2023 perderá su escaño en la Cámara de Representantes.  

Sin embargo, insistió en que hará todo lo que pueda para “apoyar” a quienes se oponen a los resultados electorales, en alusión a Trump. 

Ser vocera de los republicanos anti Trump y copresidenta del Comité Parlamentario que investiga su responsabilidad en el asalto al Capitolio del 6 de enero, la privó de un nuevo mandato en el Congreso estadounidense. 

En el Parlamento, Cheney, de 56 años, representaba a Wyoming, el estado menos poblado del país, conocido por sus mesetas en las que se grabaron varias películas de vaqueros y porque 70% de los sufragios en las presidenciales de 2020 fueron para Trump. 

No importó que la hija del exvicepresidente Dick Cheney fuera abiertamente antiaborto o en favor del derecho a las armas.  

“Hace dos años gané esta primaria con 73% de los votos. Habría podido fácilmente volver a hacer lo mismo”, estimó la congresista conocida por su tono marcial y a veces escolar, rodeada de sus prójimos en la ciudad montañosa de Jackson. 

Asimismo, Cheney ha lanzado renovadas críticas contra el líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, afines a Trump. 

Del primero dice que “ha sido completamente infiel a la Constitución” y del segundo, considerado uno de los posibles candidatos a la carrera presidencial entre los republicanos para 2024, ha recordado que es uno de los que niega los resultados que dieron el triunfo a Joe Biden en las últimas presidenciales. 

En relación al presidente de Estados Unidos, Cheney ha confirmado que habló por teléfono con él tras conocer los resultados de las primarias de Wyoming, en la que abordaron “la importancia” de anteponer el país frente al partido. 

Pero descartó cualquier aproximación al Partido Demócrata ya que se siente “muy republicana”, tanto que ella y Trump llegaron a coincidir en 93% de las votaciones mientras sus caminos coincidieron. 

Derecha tradicionalista 

La congresista, de una familia con un largo pasado político. Solía acompañar a su padre Dick Cheney, elegido congresista por Wyoming de 1979 a 1989, antes de convertirse en secretario de Defensa de George H. W. Bush y más tarde en vicepresidente de George W. Bush.  

Licenciada en derecho por la Universidad de Chicago, se incorporó al banco International Finance Corporation antes de ocupar varios puestos en el Departamento de Estado, especialmente en Oriente Medio.  

Está casada con Philip Perry, abogado de un famoso bufete de Washington, y tiene cinco hijos. En 2014 probó suerte por un escaño en el Senado y en 2016 ocupó el de su padre en la Cámara de Representantes.  

Hasta que en junio, la congresista dijo a sus colegas conservadores que se exponen “a la deshonra” si siguen a ciegas a Trump en su cruzada contra las elecciones que afirma, sin pruebas, le robaron.  

“Esta noche digo a mis colegas republicanos que llegará el día en el que Donald Trump se irá, pero vuestra deshonra se quedará”, les soltó entonces, muy seria, al señalar que la “defensa de la Constitución estadounidense” merecía poner a su carrera en la balanza. 

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