
El Senado de Estados Unidos debate la polémica ley fiscal del presidente Donald Trump, que incluye un impuesto de 1% a las remesas que envíen las personas migrantes a sus países.
Establece que el impuesto se aplicará a cualquier envío físico, ya sea en efectivo, giro postal o cheque de caja, y será pagado por el remitente.
Asimismo, el proyecto de ley propone un presupuesto para sumar 3 mil nuevos agentes a la patrulla fronteriza y 10 mil al servicio de migración, además de financiar más vallas en la frontera con México.
Pero recorta considerablemente el gasto social, a lo que se oponen los demócratas.
“Los republicanos del Senado tienen que decidir: elegir al pueblo estadounidense o doblegarse ante Donald Trump y su círculo de multimillonarios. Porque este proyecto de ley, como hemos dicho durante meses, roba la atención médica a la gente, aumenta su factura de electricidad, les quita sus empleos, todo para financiar exenciones fiscales para multimillonarios”, declaró Chuck Shumer.
Los republicanos defienden la ley fiscal, a pesar del firme rechazo de los demócratas y de organizaciones civiles que rechazan recortar el gasto público.
“Esto es bueno para Estados Unidos. Es bueno para el pueblo estadounidense. Es bueno para las familias trabajadoras. Y ha sido un largo debate. Sé que la gente está cansada, pero al final, queremos lograrlo para que este país sea más seguro, más fuerte y más próspero”, mencionó John Thune.
Trump presiona a los senadores republicanos para que su plan se apruebe antes del 4 de julio.
En caso de que sea validada en el Senado, la ley fiscal será turnada a la Cámara de representantes, ya que se le hicieron modificaciones al documento que ellos aprobaron.