
El cierre del gobierno federal en Estados Unidos cumplió cinco días sin señales de negociación efectiva entre republicanos y demócratas. Ambos partidos buscan ganar terreno en la opinión pública, mientras millones de trabajadores permanecen en la incertidumbre.
Los demócratas insisten en renovar los subsidios de salud, mientras que el presidente Donald Trump pretende conservar los niveles de gasto y amenaza con despidos permanentes en la administración pública si no se alcanza un acuerdo.
El líder demócrata de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, criticó la falta de avances y acusó al mandatario de “pasar el fin de semana en el campo de golf” en lugar de negociar. Trump, en contraste, aseguró que “estamos ganando y reduciendo costos a lo grande”.
Economía en riesgo
El estancamiento ocurre en medio de una economía con señales mixtas: crecimiento lento, inflación persistente y un déficit cercano a los dos billones de dólares. Analistas advierten que la parálisis podría agravar la desconfianza empresarial y retrasar proyectos de infraestructura y energía.
En entrevistas televisivas, legisladores de ambos partidos intercambiaron acusaciones. El senador demócrata Adam Schiff alertó sobre el riesgo de que millones de familias pierdan acceso a seguros médicos, mientras que republicanos como Mike Johnson señalaron que los demócratas buscan elevar el gasto público.
Aunque el gobierno descartó despidos inmediatos, funcionarios advirtieron que la medida sigue sobre la mesa.
“Queremos un acuerdo que nos dé siete semanas más para dialogar”, dijo Kevin Hassett, director del Consejo Económico Nacional.
En el Senado, un intento de los republicanos para aprobar un plan de reapertura fracasó al no alcanzar los 60 votos necesarios. El líder demócrata Chuck Schumer calificó de “irresponsable” la estrategia de la Cámara baja, que canceló sus sesiones legislativas.
Por ahora, miles de empleados públicos continúan trabajando sin paga o en licencia forzada, a la espera de un acuerdo que no parece cercano.