“Cosas que no hacemos” es una película de Bruno Santamaría, historia surgida de un diario personal, sobre la represión sexual y la búsqueda de un lugar que ofreciera un panorama de eso que significa crecer y descubrirse en el cuerpo equivocado, como sucedió con Arturo, hoy Dayanara.
En un pequeño pueblo de la costa Pacífica de México, Arturo no frecuenta los adolescentes de su edad. Prefiere bailar, correr y jugar con niños que no lo rechazan por lo que es. Cuando una muerte violenta viene a enturbiar la aparente tranquilidad del pueblo, Arturo debe armarse de coraje para pedirle a sus padres lo que más anhela: el permiso para vestirse de mujer.
A diferencia de una cierta tendencia del cine mexicano, la película, como un manifiesto humanista, elige el campo de la vida contra el de la muerte, el de la inocencia contra el de la violencia, el de la dignidad contra el de la humillación. Tocada por la gracia, la película no observa a sus personajes; se integra entre ellos y, arrastrada por la vorágine de su impulso vital, nos sumerge en el corazón de la infancia.
La película mueve cosas, es algo que ha hecho ella, ha hecho ella y sigue haciendo, porque las batallas no se acaban con salir del clóset, de hecho empiezan las batallas y las sigue viviendo Dayanara día a día, es un trabajo de mucha valentía y mucho coraje’’, Bruno Santamarìa, director de “Cosas que no hacemos’’