El presidente ruso, Vladimir Putin, mantuvo el martes una llamada telefónica con Miguel Díaz-Canel, recién elegido líder del Partido Comunista de Cuba, para reforzar la “asociación estratégica” entre los dos países y cooperar en la lucha contra el COVID-19.
La conversación telefónica se da un día después del histórico retiro de Raúl Castro como máximo dirigente en Cuba, tras gobernar el país con su hermano Fidel por más de seis décadas y ceder ahora el liderazgo del partido a Díaz-Canel.
Los dos mandatarios “confirmaron la disposición mutua a reforzar la asociación estratégica, así como coordinar esfuerzos en la lucha contra la propagación del #COVID19”, dijo la cancillería rusa en un mensaje retuiteado por su embajada en La Habana.
Más temprano, el Kremlin emitió un comunicado en el que Putin felicitó a Díaz-Canel por su nuevo cargo y se pronunció por “desarrollar un diálogo bilateral constructivo y una cooperación mutuamente beneficiosa” entre ambas naciones.
El refuerzo de la relación con Rusia contrasta con el distanciamiento con Estados Unidos, pese a que antes de dejar el mando, Raúl Castro llamó a Washington a un “diálogo respetuoso”, sin renunciar “a los principios de la revolución y el socialismo”.
La Casa Blanca dijo recientemente que Cuba no está entre sus prioridades, echando por tierra la esperanza que había suscitado la llegada de Joe Biden al gobierno, tras cuatro años de duras sanciones contra la isla por parte de su antecesor Donald Trump.
Se dice que Cuba no es una prioridad para los Estados Unidos, y como nación soberana no tendría por qué serlo. Valdría la pena cuestionarse: ¿Por qué existen entonces legislaciones (…) cuyo propósito es agredir y tratar de controlar el destino de Cuba”, cuestionó de su lado Díaz-Canel, en su primer discurso como máximo líder cubano?
El gobierno cubano ha destacado la posición rusa de rechazar el embargo económico impuesto por Estados Unidos hacia la isla que dura ya 62 años, y que se reforzó como nunca en los últimos años.
Con una fuerte escasez y largas colas entre su población para obtener alimentos, Cuba se encuentra inmersa en una crisis económica agravada por la pandemia del coronavirus que provocó un desplome de la economía de 11% en 2020.