En la frontera entre Brasil y Perú, una caravana de haitianos y africanos que busca llegar a Ecuador, y eventualmente a Estados Unidos, rompió el cerco militar y policíaco en el puente binacional, que estaba cerrado por la pandemia.
Pero metros adelante, las fuerzas de contención se reagruparon, detuvieron y regresaron a los migrantes a territorio brasileño.
Son casi 500 migrantes que esperan desde hace una semana la reapertura de este cruce fronterizo entre la Amazonia y la selva peruana, lo cual no ha ocurrido.
Los uniformados peruanos les impiden cruzar el Puente de la Integración de Acre en virtud de que en Perú desde fines de enero está prohibida la entrada de viajeros provenientes de Brasil, Reino Unido y Sudáfrica, países donde se detectaron nuevas cepas del Covid-19 más agresivas.
La Iglesia católica peruana aboga por una solución para estos viajeros.
El puente binacional inaugurado en 2006, de 240 metros de longitud sobre el río Acre, se encuentra en la remota región selvática peruana de Madre de Dios, mil kilómetros al este de Lima, en la zona de la triple frontera entre Brasil, Perú y Bolivia.
Los migrantes, entre ellos mujeres y niños, aseguran que solo necesitan permiso de tránsito en Perú, pues su destino es Ecuador, Estados Unidos o sus respectivos países. Por ahora duermen en carpas y escuelas en el poblado de Assis, en el lado brasileño de la frontera.