Cercada por las protestas, bloqueos y problemas de escasez, la presidenta de Perú, Dina Boluarte, pidió este viernes 27 de enero al Congreso que adelante las elecciones generales a diciembre de 2023, para salir del “atolladero” que sufre el país desde hace siete semanas con saldo de 46 muertos.
“Pusimos a consideración de los ministros este proyecto de ley para adelantar a diciembre de 2023” los comicios en “fecha y hora que el Congreso diga”, afirmó Boluarte en un acto de gobierno en el aeropuerto militar de Lima.
“Si (los partidos) Fuerza Popular y Alianza para el Progreso están pidiendo lo que ellos ya habían presentado (un adelanto de elecciones a 2023), que se retome en ese sentido esa propuesta que no tiene ningún condicionamiento y nos va a sacar del atolladero en el que estamos”, agregó.
La propuesta puede empezar a ser debatida este mismo viernes en el Congreso. El legislativo ya había aprobado en primera votación el adelanto de los comicios a abril de 2024, pero “las protestas continúan, hay más bloqueos y violencia”, reconoció Boluarte.
Perú es desde hace siete semanas escenario de manifestaciones que piden la dimisión de Boluarte, quien asumió en su calidad de vicepresidenta tras la destitución y detención del mandatario izquierdista Pedro Castillo el 7 de diciembre por haber intentado disolver el Parlamento.
Las protestas y bloqueos de ruta en reclamo de la renuncia de Boluarte, adelanto de comicios y convocatoria de asamblea constitucional no dan tregua y generan escasez de combustible, alimentos e insumos médicos.
Tan pronto el Congreso fije el adelanto de los comicios “inmediatamente nosotros, desde el Ejecutivo, estaremos convocando a esas elecciones”, dijo Boluarte.
“Nadie tiene ningún interés de aferrarse al poder, nadie tiene ese interés. Y yo, Dina Boluarte, no tengo ningún interés en quedarme en la Presidencia. Si estoy aquí es porque asumí mi responsabilidad constitucional y estaremos acá hasta que el Congreso (…) diga tal día las elecciones”, aseveró.
Tras siete semanas de protestas y bloqueos esta semana empezó hacerse sentir la escasez de combustible, gas licuado de uso doméstico y algunos alimentos en regiones del sur andino y de la selva, pobres e históricamente marginadas de lo que acusan como el centralismo de Lima.
“No hay gas, ni gasolina. En las bodegas solo se consiguen víveres no perecibles y todas las cosas están muy caras, hasta el triple de lo normal”, dijo Guillermo Sandino, un experto en marketing radicado en Ica.
El Barrio Chino de esa ciudad ubicada a unos 200 kilómetros de Lima y punto estratégico en la comunicación terrestre entre la capital y el sur de Perú, se ha convertido en uno de los puntos cruciales en la estrategia de cortes de ruta, impuestos en más de 100 lugares.
Los ministerios de Defensa y del Interior anunciaron el jueves que la Policía y las Fuerzas Armadas desbloquearán las carreteras del país tomadas por los manifestantes.
“La Policía Nacional del Perú, con el apoyo de las Fuerzas Armadas, efectuará el desbloqueo de las carreteras de la Red Vial Nacional que se encuentran declaradas en estado de emergencia”, dijo un comunicado de ambas carteras.
Además de generar escasez de productos básicos, los bloqueos también complican los servicios médicos en varias zonas del país. Mientras tanto en el centro histórico de Lima, continúan convocándose manifestaciones pacíficas en plazas mientras grupos de encapuchados, muñidos de piedras y explosivos, enfrentan a la policía antimotines que responden con bombas lacrimógenas y perdigones.