Ecuador se enfrenta a un escenario inédito: la izquierdista Luisa González puede ser electa como la primera mujer presidenta, mientras Daniel Noboa, un millonario de 35 años, puede convertirse en el mandatario más joven en la historia del país.
González, de 45 años y ahijada política del exmandatario socialista Rafael Correa, fue favorita en la primera vuelta del 20 de agosto, cuando se impuso con 34% de la votación, pero sin los apoyos necesarios para evitar el balotaje.
Mientras que el heredero de una fortuna amasada por su padre, Noboa pasó al segundo turno con 23% de los sufragios apoyado por fuerzas de derecha, aunque se define de centroizquierda.
El triunfador gobernará hasta mayo de 2025 para completar el periodo de cuatro años que le correspondía al derechista Guillermo Lasso, quien dio paso a comicios generales anticipados al disolver el Congreso opositor en mayo para evadir una posible destitución en un juicio político por presunta corrupción.
González, giro de timón
A González no le preocupa el qué dirán en un país polarizado y admite que su principal asesor será Correa, quien instauró el socialismo por una década en Ecuador y terminó condenado a ocho años de cárcel por corrupción durante su exilio en Bélgica.
Sin embargo, esta abogada con maestrías en economía y gerencia recalca que mantendrá su independencia. Además, es ciclista, maratonista, amante de los tatuajes y los animales, tiene dos hijos, de nueve y 29 años, madres soltera, fue asambleísta y consejera de Correa.
Una de sus prioridades es el combate a la inseguridad, ya que Ecuador se acerca al récord de 40 homicidios por cada 100 mil habitantes a causa de la violencia ligada al narcotráfico, cuatro veces más que en 2018.
También le preocupa el bajo nivel de salud y educación tras los gobiernos derechistas que siguieron al correísmo. Se define como cristiana evangélica, y ha sido cuestionada por grupos feministas debido a su oposición al aborto incluso en casos de violación cuando fue asambleísta.
Noboa, el joven desconocido
Noboa fue la sorpresa electoral. Casi desconocido en la política, salvo por el cargo de diputado en la disuelta Asamblea, escaló en silencio hasta colarse en el balotaje con un discurso de mano dura contra el crimen.
El debate presidencial en la primera vuelta, al que se presentó con un chaleco antibalas alegando amenazas de muerte, catapultó su candidatura. Días antes, el entonces candidato Fernando Villavicencio había sido asesinado a tiros.
A pocos días de las elecciones, fue tendencia en redes como X (antes Twitter) y TikTok gracias a videos hechos con decenas de muñecos de cartón con su imagen a escala real.
De ser elegido, planea impulsar una consulta popular para implantar un sistema de jurados para casos de corrupción, que junto al narcotráfico es uno de los principales problemas de la nación. También propone la militarización de fronteras y trasladar a los reclusos más violentos a barcos-cárceles.
Casado y con dos hijos, el presidenciable tiene títulos en negocios y administración de prestigiosas universidades extranjeras.
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adp