En Atlanta, Georgia, opera un singular supermercado que provee de alimentos y bienes de primera necesidad, totalmente gratuitos, a ciudadanos empujados a la pobreza por el incesante aumento de precios.
Ubicado en un barrio marginal de Atlanta, donde 97% de la población es afroestadounidense, el local nombrado “El lugar de los comestibles”, abastece cada día de 300 a 400 personas.
Todas y todos pueden entrar y tomar lo que necesiten sin pagar o aportando un poco de dinero como donación.
“Me tropecé con este lugar por error. Era como una joya escondida. Conseguimos de todo, como una tienda normal, pero basado en el concepto de donación. A mí me gusta devolver, así que siempre doy algo, un dólar, o 20 dólares, o 40 dólares”, comentó James Tarver, veterano.
Esta tienda se nutre con quienes les donan productos.
“Nos llegan donaciones para seguir adelante. La gente ve que nos falta esto, que nos falta aquello y nos ayuda. Es el efecto Robin Hood. Todos se enamoran de ese tipo de sentimiento, quieren sentirse así de bien”, dijo Slugga, gerente voluntaria en “The Grocery Spot”.
Atlanta enfrenta una inflación de 12%, superior al promedio nacional, lo que la ubica como uno de los estados más caros de la Unión Americana.
“Superhéroes”
“The Grocery Spot” gasta más de 400 dólares por semana en gasoil para recorrer Georgia en busca de productos que no se vendieron, y que vuelve a ofrecer en su tienda.
Cada día, casi 500 personas entran al supermercado, que todas las noches se queda sin stock.
“Hay una nueva población de pobres, de la cual nadie se ocupa”, alertó el fundador de esta asociación, Matt Jones.
“Son profesores, conductores de Uber, empleados de supermercados”, enumeró este militar retirado que se declara “antigobiernos”.
En Grocery Spot es sobre todo la cultura del ‘rebusque’ que funciona: en la caja, los clientes son invitados a hacer una donación a la tienda, que no es obligación.
Con cada donación, una vendedora agita ruidosamente una campana, que se escucha en todo el lugar. La asociación de ayuda también es muy activa en redes sociales, donde reúne fondos.
“Siempre quisimos ser nuestros propios superhéroes”, explica Slugga, recostado a un camión pintado con graffitis que es el que el grupo utiliza para recolectar los productos frescos.
“Hoy, me siendo como un Robin Hood, cuando pienso que todas estas personas comieron”, expresó.