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Protestas en Polonia por el derecho al aborto

 

El 22 de octubre los tribunales del partido Ley y Justicia, que gobierna Polonia, lograron que el Parlamento restringiera aún más el derecho al aborto, y con ello se desencadenaron las protestas más numerosas desde que el gobierno llegó al poder en agosto pasado.

 

Polonia tiene las leyes más restrictivas de Europa en cuanto al derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo. Sin embargo, las marchas no sólo son por el aborto, sino que son una expresión más amplia del enojo contra un gobierno de derecha, al que los opositores acusan de secuestrar el poder judicial y socavar los derechos de las mujeres y las minorías.

 

Los manifestantes exigen que la corte revierta su decisión, así como la liberalización de la ley del aborto. Las protestas se han extendido de ciudades a pueblos y aldeas, y los grupos de mujeres han encontrado un apoyo inédito en gremios como taxistas, agricultores y mineros del carbón, que tienen sus propias quejas contra el gobierno. 

 

Esta semana, las voces de esas mujeres hicieron eco en Ámsterdam, Oslo, Londres, Chicago, Glasgow, Bruselas, Roma y Estocolmo, donde también hubo marchas en apoyo.

 

¿Qué provocó las protestas?

 

Antes de la decisión del Tribunal Constitucional del jueves 22 de octubre, Polonia solo permitía la interrupción del embarazo por anomalías fetales, en caso de amenaza para la salud de la mujer, por incestos o violaciones.

 

  • En la práctica, casi el cien por ciento de los abortos legales realizados el año pasado fueron por anomalías fetales. Y aún así, esta categoría de abortos es solo una pequeña fracción de los que se hacen las polacas: muchas viajan al extranjero para abortar o se los practican de manera ilegal. Los obstáculos para la interrupción legal incluyen largas esperas y galenos que rechazan hacer las intervenciones.

 

Los médicos también pueden negarse a recetar anticonceptivos por motivos religiosos. Sin embargo, a pesar de la gran cantidad de limitantes para dar fin a un embarazo por anomalías fetales, hay muy poco apoyo financiero y psicológico para las madres de niños discapacitados, quienes se ven obligadas a valerse por sí mismas cuando al nacer su hijo.

 

El último fallo judicial sostuvo que los abortos por anomalías fetales violan la Constitución. Y su decisión es inapelable.

 

En defensa del fallo de la corte, la presidenta del tribunal, Julia Przylebska, dijo que permitir los abortos por anomalías fetales legalizaba las “prácticas eugenésicas”, y que como la Constitución de Polonia garantiza la protección de la vida humana, la terminación basada en la salud del feto equivalía a “una forma de discriminación prohibida de manera directa”.

 

 

Tabú

 

Permitir el aborto como un derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo es un tema inexistente en muchas partes del mundo, incluyendo Polonia.

 

  • Sin embargo, decidieron salir a las calles ante el riesgo que corre su vida al practicarse abortos ilegales, para exigir que no se les criminalice por no desear un hijo con anomalías y hacer algo al respecto.

 

Decenas de miles de mujeres, y algunos varones como apoyo, desafiaron las restricciones impuestas por la pandemia para protestar contra el nuevo fallo de un tribunal superior, cerrando carreteras y puentes importantes. Algunas incluso interrumpieron misas y vandalizaron iglesias, en un país incondicionalmente católico.

 

 

Política, religión y aborto

 

Ley y Justicia, el partido gobernante, ha eliminado en gran medida la independencia del poder judicial, lo que le ha valido múltiples críticas a nivel internacional. Los opositores dicen que el partido usa a los tribunales subordinados para lograr lo que no pudo hacer legislativamente, algo que el gobierno niega, aunque fue así como aprobaron la nueva ley sobre el aborto.

 

Sin embargo, las encuestas han demostrado que la mayoría de los ciudadanos se oponen a limitar aún más este derecho a terminar el embarazo.

 

Muchas mujeres dicen que están siendo usadas como peones en los esfuerzos del partido gobernante para distraer al público de su manejo de la pandemia, con casos en aumento y hospitales cada vez más abrumados. En el último mes, Polonia se ha convertido en uno de los países más afectados del mundo, lo que pone a prueba su sistema de salud. El presidente, Andrzej Duda, dio positivo el sábado 24 de octubre.

 

Los críticos dicen, por su parte, que el partido Ley y Justicia está cumpliendo las órdenes de los líderes de la Iglesia y los grupos de derecha, obligando a las mujeres a elegir entre realizar peligrosos abortos ilegales, viajar al extranjero para abortar o tener hijos con problemas graves de salud.

 

El partido gobernante, en el poder desde 2015, se presenta como el defensor de los valores católicos tradicionales y denigra a sus oponentes como antipolacos y anticristianos. En esa visión son fundamentales las mujeres polacas como esposas y madres, y los grupos de defensa de los derechos humanos femeninos son catalogados como agentes peligrosos de la propaganda occidental liberal.

 

  • Pero ese no ha sido el único grupo contra el cual lucha el partido en el poder. En el apogeo de la crisis migratoria europea, Ley y Justicia presentó a los migrantes como una amenaza para la civilización cristiana, pero luego aceptó acoger sólo a los cristianos. Y cuando el problema de los migrantes disminuyó, la derecha centró su atención durante las campañas políticas recientes en las personas homosexuales, retratándolas como una amenaza para la vida y los valores polacos.

 

El partido gobernante ha aprovechado las quejas de la Unión Europea sobre la deriva antiliberal de Polonia, como evidencia de que el bloque está impulsando ideas “extranjeras” para minar la soberanía polaca.

 

La Iglesia católica, quizás el pilar más influyente de la sociedad polaca desde la caída del comunismo, ha presionado durante mucho tiempo al gobierno para que endurezca o elimine el acceso al aborto.

 

El día del fallo del tribunal superior sobre los abortos, 31 gobiernos del mundo firmaron la Declaración del Consenso de Ginebra, un documento que niega que el aborto sea un derecho humano.

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