
Desde hace años, en Alemania hay discusiones sobre qué debe olvidarse y qué no con respecto al Holocausto. Y la discusión no es menor en el contexto contemporáneo, ya que especialistas llevan mucho tiempo advirtiendo sobre el papel de la desmemoria, así como del abuso y manipulación de la memoria.
“Procuremos que la memoria colectiva sirva para la liberación de los hombres y no para su sometimiento”, escribió el historiador francés, Jacques Le Goff, y a quien citó el historiador Tzvetan Todorov, en su libro titulado Los abusos de la memoria (2000).
En estos tiempos somos testigos del genocidio que vive Palestina a manos del Ejército de Israel, la presencia de grupos neonazis en Ucrania, el regreso de gobiernos conservadores en Estados Unidos y Argentina; es decir, parece que el mundo experimenta el avance de la ultraderecha.
En tanto, en Alemania se han aplicado encuestas para saber la opinión de la población sobre el Holocausto. En respuesta, también, a lo dicho por el presidente alemán, Frank Walter Steinmeier, a principios de este año cuando insistió ante el pleno del Bundestag en que el Holocausto es parte de la historia alemana.
“Queramos o no, es parte de nuestra identidad. No puede haber un punto final. No puede haberlo tras 80 años. No puede haberlo tras 100 años. Nunca”, pero, según afirman medios internacionales, cada vez son más los alemanes que desconfían de dicha memoria colectiva.
El porcentaje de personas encuestadas a favor de poner fin a la memoria de los crímenes nazis ha aumentado varios puntos porcentuales en los últimos cinco años. La mayoría de los alemanes quieren “dejar atrás el peso del nacionalsocialismo”, aseguran medios.
Según un estudio representativo encargado por el semanario de Hamburgo, del periódico ‘Die Zeit‘, 55% de los encuestados están “totalmente” (26%) o “bastante” (29%) de acuerdo con “acabar con el pasado nazi”.
En tanto, el Policy Matters Institute encuestó a mil 049 personas a partir de 14 años y comprobó que el 28% opina que “la era del nacionalsocialismo se presenta de forma unilateral y negativa, aunque también tuvo aspectos positivos“. En 2020, el porcentaje era del 22%.
Sin embargo, hay un alto interés de los alemanes por saber más sobre el nazismo: 66% de las personas encuestadas quieren saber más y, entre los jóvenes de 14 a 19 años, la cifra es del 84%.
Un pasado que repercutirá
Y hay más datos: los jóvenes quieren saber sobre ese periodo, pero no se sienten satisfechos con los libros de Historia, por el contrario, desconfían. Entre votantes, el pasado es un tema fundamental para las próximas elecciones:
- 90% de los votantes de la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD) piden que se trace una línea respecto al pasado.
- Entre los votantes del partido conservador Unión Cristianodemócrata (CDU), el porcentaje es del 5%
- Entre los simpatizantes de Los Verdes es del 20%.
- Entre los seguidores de la extrema izquierda de Linke, del 28%.
- Los votantes de la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), un partido más de izquierda, desean en 63% que Alemania ponga fin a lo que consideran “la cultura de la culpa, por el pasado del Holocausto”.
Regreso al pasado
El 77% de los alemanes aseguran que el Holocausto significa la aniquilación de los judíos, pero poco menos de una cuarta parte, es decir, el 23%, da una respuesta incorrecta o no sabe con exactitud a qué se refiere ese término. Una de cada cuatro personas (26%) admite desconocimiento y dice que sabe poco o nada sobre el Holocausto. Además, no mencionan a otros grupos que también sufrieron el exterminio.
El 47% piensa que la mayoría de los alemanes de aquella época “no tenían ninguna culpa” del exterminio. El 81% de los encuestados creen que la mayoría de los alemanes “no sabían nada” o “nada preciso” sobre lo que pasaba y, por tanto, “no tuvieron culpa”.
En Alemania, grupos neonazis son cada vez más visibles y la ultraderecha se visualiza como una fuerza que tendría posibilidad en las próximas elecciones generales de septiembre, debido a que la intención del voto joven se ve atraída por ella.
La vuelta de esa fuerza tendría implicaciones en contra de derechos fundamentales que se han conquistado (como el derecho a decidir sobre los cuerpos y los matrimonios del mismo sexo), por lo que la izquierda tiene una batalla que dar entre los votantes.