La celebración del 12 de octubre, fiesta nacional española, estuvo marcada por un ambiente de descontento y protestas en Madrid.
Durante la ceremonia previa al desfile militar presidido por el rey Felipe VI, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, fue recibido con abucheos y gritos de “traidor” y “ladrón” por parte de los asistentes. A esto se sumó una intensa lluvia, que acompañó el evento.
En contraste con las expectativas de un reconocimiento o disculpa por los abusos y expolios cometidos durante la conquista, tanto el Gobierno como la Casa Real y los partidos de la derecha española no hicieron gestos hacia las solicitudes de perdón.
En cambio, se emitió un mensaje reivindicativo de “orgullo” por el pasado histórico de España.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, había hecho un llamado previo al Gobierno español para que aprovecharan esta fecha para disculparse con los pueblos originarios de México.
Señaló que otras naciones han ofrecido disculpas por crímenes del pasado y expresó su deseo de que España siguiera este ejemplo.
La única voz que se alzó en favor de una disculpa formal fue la de María Teresa Pérez, vocera adjunta del partido de izquierda minoritario Podemos.
Ella enfatizó que el 12 de octubre no es motivo de orgullo, sino que conmemora el inicio de un genocidio.
“El 12 de octubre no es motivo de orgullo para nosotros porque conmemora una invasión, el inicio de un genocidio y, por tanto, es un día de vergüenza. Nosotros pensamos que España tendría que pedir perdón por los crímenes cometidos en el pasado igual que hicieron otros estados: Francia, Alemania, Portugal, Reino Unido ya han pedido disculpas como nos pide México a nosotros que hagamos, y en cambio España se niega a hacerlo y tenemos en cambio una monarquía corrupta que, pues es soberbia y que está perjudicando las relaciones internacionales de nuestro país con pueblos hermanos como son esos pueblos de América Latina”, declaró María Teresa Pérez.