En Escocia, a partir de este lunes 15 de agosto son gratuitos todos los productos de higiene para el ciclo menstrual.
Es el primer país en el que por ley, los ayuntamientos, escuelas y universidades deben suministrar tampones y toallas femeninas a todas las mujeres.
La medida busca terminar con la “pobreza del periodo”, cuando personas de bajos ingresos no pueden pagar los productos adecuados para la menstruación.
A su vez, se creó una aplicación para teléfono, PickMyPeriod, para localizar los puntos de distribución.
El Gobierno escocés, al frente del cual están los independentistas, presentó esta ley como la primera en este campo, que fue seguida por Nueva Zelanda y Corea del Sur.
“Dar protecciones higiénicas gratuitas es fundamental para la igualdad y la dignidad”, explicó la ministra de Justicia Social, Shona Robinson, citada en un comunicado.
“Es aún más importante en un momento en el que las personas tienen que tomar decisiones difíciles por el coste de la vida”, añadió, ya que la inflación se sitúa cerca de 10% en reino Unido.
Escocia ya proponía desde 2018 toallas y tampones gratis en los colegios y universidades.
Más de la mitad de las adolescentes (52%) han faltado a clase en algún momento por la menstruación, según una investigación realizada en mayo de 2019 con 1000 jóvenes en Reino Unido.
En Francia, por ejemplo, la protección sanitaria ya es gratuita, pero sólo para las estudiantes.
Un estudio del periódico francés Le Monde ha destacado que el alto precio de las toallas sanitarias y tampones dificulta el acceso a estos, lo que provoca que las mujeres dejen de asistir a la escuela en su periodo.
Acceso a productos menstruales en el mundo
De acuerdo con el Banco Mundial, alrededor de 500 millones de mujeres y niñas luchan por acceder a productos para el periodo menstrual o a espacios seguros, privados e higiénicos para usarlos.
La falta de asequibilidad o accesibilidad, junto con el estigma asociado con la menstruación en muchas sociedades, tiene efectos negativos de gran alcance para las mujeres y las niñas, limitando severamente su participación en la vida pública.
En los últimos dos años, COVID-19 puso de relieve los desafíos persistentes asociados con la salud menstrual, desde instalaciones de agua y saneamiento inadecuadas hasta la falta de acceso a la educación para abordar el estigma y los tabúes.
Abordar estos problemas requiere un enfoque holístico que reúna la educación y la concienciación sobre la menstruación, los productos para la higiene menstrual y la infraestructura adaptada a las mujeres.
Fundamentalmente, no es posible lograr estos elementos sin un entorno político propicio. Para la infraestructura, esto podría involucrar establecer normas de diseño para las instalaciones de saneamiento. Para la educación, podría incluir políticas que prohíban las prácticas discriminatorias que restringen la participación de las mujeres en la vida social durante la menstruación.
¿De qué enfoques normativos se dispone?
Un número cada vez mayor de gobiernos han recurrido a políticas y regulaciones en un esfuerzo por hacer que los productos para el periodo menstrual sean asequibles, accesibles y seguros. Las políticas eficaces complementan los esfuerzos más amplios para expandir la información y el conocimiento sobre la salud e higiene menstrual, y ayudan a superar el estigma y los tabúes.
A nivel mundial, las propuestas para reducir o eliminar los impuestos sobre los productos para el periodo menstrual o sus insumos han ganado protagonismo. Los países han adoptado diferentes enfoques.
Bangladesh eliminó temporalmente el impuesto al valor agregado sobre las materias primas para impulsar la producción local de estos productos. Kenya comenzó a eliminar los impuestos sobre los productos para el periodo menstrual en 2004 y en 2016 eliminó el IVA sobre los productos para el periodo menstrual importados, así como sobre las materias primas para su producción.
De manera similar, Nigeria eliminó el IVA de los productos fabricados localmente. Países como Malasia, Líbano, Tanzanía, Irlanda, Colombia y México eliminaron por completo el IVA de los productos para el periodo menstrual.
¿Acaso las reformas tributarias reducen efectivamente los precios al consumidor? La evidencia es mixta y mucho depende de la competencia del mercado y la estructura de la producción privada. Los recortes de impuestos implican renunciar a los ingresos fiscales que podrían usarse para destinar subsidios o productos gratuitos a las escuelas, mientras que los beneficios no pueden transferirse al consumidor en mercados no competitivos.
En algunos casos, el precio de los productos es tan alto para empezar que una reducción gradual de los impuestos puede no lograr ampliar la asequibilidad, beneficiando a los ricos más que a los pobres.
Por ejemplo, un estudio mostró que la eliminación de impuestos en Bangladesh, Kenya, Nigeria y Sudáfrica no conducía a productos más baratos. Por lo tanto, al considerar tales reformas, es importante que los Gobiernos entiendan primero la estructura del mercado y revisen la gama completa de opciones de políticas para influir de manera eficiente en los precios.