El primer vuelo procedente de China tras la reinstauración por España de los controles sanitarios a los pasajeros de ese país, inmerso en una oleada de casos de COVID, llegó este sábado a Madrid.
Los pasajeros del vuelo de Air China CA 907 llegaron al aeropuerto de Barajas de la capital española, bajo la obligación de someterse a controles de temperatura, y, teóricamente, de presentar una prueba negativa de COVID o acreditar que estaban inmunizados con una de las vacunas homologadas en España.
Sin embargo, al menos dos pasajeros del vuelo explicaron a la AFP que únicamente les tomaron la temperatura al llegar, y que, sólo de haber sido superior a la normal, les hubieran hecho una prueba.
“No le han hecho ninguna prueba para volar, ni siquiera el control de la aplicación del móvil”, dijo Vanesa García, que esperaba a un familiar, pasajero del vuelo, que vive en China, y al que lleva tres años sin ver.
De este modo, se repitieron escenas no vistas en meses en un aeropuerto español, después de que el Gobierno anunciara el viernes la reimplantación de estas disposiciones, uniéndose a Italia, Estados Unidos y Japón, y sin esperar a una posición común de la Unión Europea, que un día antes había considerado innecesario tomar medidas ante el estallido de casos en China.
“Ante la situación sanitaria de ese país, sabemos la importancia de actuar con coordinación, pero también la importancia de actuar con celeridad”, se justificó la ministra de Sanidad española, Carolina Darias.
Sin embargo, la rama europea del Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI Europe) denunció el sábado estos controles “científicamente injustificados” y “descoordinados” impuestos por varios países europeos a los pasajeros procedentes de China.
“Estas acciones unilaterales van en contra de toda la experiencia y los logros de los últimos tres años”, afirmó ACI Europe en un comunicado.