El gobierno de Estados Unidos anunció el martes nuevas restricciones comerciales para la pesca en lo que es visto como un intento por salvar de la extinción a las ballenas francas del Atlántico norte.
Las medidas regulan el uso de redes de pesca, en las que suelen quedar atrapados los mamíferos, una de sus principales causas de mortalidad.
Pero los grupos de conservación inmediatamente criticaron la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) por no ir suficientemente lejos para salvar a la especia de la extinción.
Se estima que quedan unas 368 ballenas francas del Atlántico norte y su población declina desde 2010. Desde 2017 se han registrado 50 muertes o lesiones serias.
A partir de mayo de 2022, los pescadores de langostas y cangrejos tendrán que incrementar el número de trampas en cada línea de pesca oceánica para reducir el número de líneas.
Las líneas de cuerda atadas a las boyas también deberán ser más débiles para permitir a las ballenas atrapadas se liberen con mayor facilidad, entre otras medidas.
Las nuevas medidas permiten a los pescadores de langostas y cangrejos Jonah seguir prosperando, pero al mismo tiempo reducen significativamente el riesgo para las ballenas francas en peligro de extinción”, dijo Michael Pentony, funcionario de NOAA.
Sin embargo, Gib Brogan, uno de los directores de la ONG Oceana, dijo a la AFP que el uso de líneas débiles es una “estrategia en gran medida retórica” que no ha sido probada suficientemente.
Aunque todo funcione como planeado, aún pone bajo estrés a especies en peligro de extinción y el estrés de todo tipo ha demostrado reducir el tamaño de las ballenas francas, así como su reproducción”, añadió.
Oceana ha sugerido que Estados Unidos siga el ejemplo de Canadá imponiendo restricciones temporales más largas y que cubran una mayor área, creando rápidamente nuevas zonas de protección ante los avistamientos de nuevos grupos de ballenas.
No podemos impedir que se extinga la población de ballenas con medidas a medias como esta”, dijo en un comunicado Kristen Monsell, directora legal para el océano del Centro por la Diversidad Biológica.
Las redes para atrapar crustáceos y peces en el fondo del océano como fletán, platija y bacalao son una de las principales causas de muertes de ballenas francas.
Las cuerdas se enredan en sus bocas, aletas, colas y cuerpos, frenándolas y afectando su habilidad para alimentarse y reproducirse.
Con el tiempo cortan su piel causando infecciones potencialmente mortales, e incluso seccionan aletas y colas, cortando hasta el hueso.
Otra de las principales causas de muerte son las embarcaciones, especialmente las que exceden los 18,5 kilómetros por hora.