Desde temprana hora, este jueves 22 de diciembre, al menos 300 personas migrantes provenientes de Perú, Colombia e incluso Rusia y Georgia, hacen fila para cruzar hacia Yuma, Arizona, desde Sonora, México.
Pretenden entregarse a la Patrulla Fronteriza y pedir asilo. Sin embargo, esta agencia carece de suficientes agentes para tramitar sus peticiones.
En el desierto de Arizona, camionetas de la Patrulla Fronteriza arrastran llantas sobre la arena para detectar pisadas de personas, atrás del muro.
Y en El Paso, Texas, autoridades y la Cruz Roja acondicionaron el centro de convenciones para albergar a mil migrantes que duermen en las calles de esa ciudad.
En los últimos días, un gran número de migrantes cruzó la frontera. Como los albergues de la ciudad ya están saturados y la gente duerme en la calle, el alcalde de El Paso declaró estado de emergencia.
Migrantes en suspenso por controvertida ley
El hecho de que ahora muchos quieran cruzar la frontera se debe al posible fin de la normativa “Título 42”. La ley, impulsada por el gobierno del entonces presidente, Donald Trump, le permitió a las autoridades estadounidenses rechazar más de 2 millones de visas de asilo con motivo de la pandemia.
La normativa debía derogarse a mediados de diciembre. Sin embargo, el Tribunal Supremo la mantuvo en vigor por petición de algunos estados liderados por los republicanos. Se estima que la medida se retirará después de Navidad y las autoridades de El Paso calculan que unas 6 mil personas al día llegarán a la frontera cuando esto ocurra.
Voluntarios en El Paso acogen a migrantes en sus propias casas
Para Rosa Falcón era “inhumano” ver a cientos de migrantes durmiendo en las calles de la ciudad estadounidense El Paso, Texas, con temperaturas hasta bajo cero, por lo que una noche decidió darle refugio a una familia en su propia casa. Y desde entonces no paró.
“Con todo lo que han vivido, dejarlos así a la deriva, en la calle, se me hace ilógico e inhumano”, contó Falcón durante una de sus ahora acostumbradas rondas nocturnas por el centro de la ciudad, vecina de la mexicana Ciudad Juárez, que acumula décadas de historia y tradición migratoria.
Más de 53 mil personas migrantes se entregaron a las autoridades fronterizas en este sector de la frontera sólo en octubre, un aumento de 280% en comparación con el mismo mes del año pasado, y el mayor incremento de toda la línea limítrofe sur de Estados Unidos.
Muchos llegan apenas con lo puesto, mojados o sucios luego de travesías por la selva del Darién en Panamá o el Río Grande, que separa a México de Estados Unidos. Y en El Paso, mientras buscan la manera de comprar pasajes para ir a otras ciudades, se enfrentan de esta forma precaria a temperaturas gélidas teniendo que dormir incluso en la calle.
“Se le quiebra a uno el corazón, especialmente cuando hay niños”, dice Falcón, una maestra en una escuela que en la noche ha ido armando una red de apoyo con otros voluntarios e iglesias locales.
Te invitamos a ver un trabajo de nuestro compañero reportero Federico Campbell Peña.