En Estados Unidos, se redobló la seguridad de los miembros del Senado y de la Cámara de Representantes, ante el riesgo de que pudieran ser víctimas de ataques de extremistas.
La policía del Capitolio instruyó a los legisladores a informar sobre sus desplazamientos fuera del recinto, y amplió su red de seguridad a los aeropuertos y otros medios de transporte de la capital estadounidense.
- Apenas este viernes se difundió que dos bombas caseras fueron dejadas en las sedes nacionales de los partidos Demócrata y Republicano, el pasado cinco de enero, en la víspera del asalto al Capitolio en Washington DC.
El FBI y la Agencia de Control de Armas y Explosivos ofrecen hasta 100 mil dólares por información sobre las personas que colocaron los explosivos.
El Departamento de Seguridad Interior cree que esas motivaciones podrían seguir existiendo en los próximos meses y que el asalto al Congreso, que dejó cinco muertos, podría animar a los extremistas a “apuntar a funcionarios electos e instalaciones del gobierno”.
- El Departamento subraya que protegerá “las infraestructuras críticas” y a las “poblaciones que podrían ser blanco de ataques en razón de su religión, raza, origen, identidad u opinión política”.
Pero también invita a los estadounidenses a permanecer vigilantes. “Presten atención a su entorno y a su seguridad personal. Conserven los contactos de emergencia y otras informaciones esenciales”, recomienda.
El lunes 25 de enero, el Departamento de Defensa ya había anunciado que los miles de soldados desplegados para la toma de posesión de Biden permanecerían en Washington hasta marzo.