
Más familias palestinas, entre ellas muchas infancias, son obligadas a huir de la ciudad de Gaza debido a los bombardeos del ejército israelí.
En los alrededores murieron 18 personas, y en el resto del enclave otras 16 durante la noche del lunes y el martes.
A pesar de las protestas generalizadas en el país y la condena internacional, Israel se prepara para lanzar una nueva ofensiva en la ciudad de Gaza, en lo que describe como el último bastión de Hamas.
Al mismo tiempo, en las principales ciudades israelíes, Jerusalén y Tel Aviv, miles de personas se manifestaron para exigir al primer ministro, Benjamin Netanyahu, que acepte un acuerdo para liberar a las personas rehenes que aún continúan en Gaza.
Las y los manifestantes bloquearon las principales autopistas mientras que el gobierno israelí volvió a entrar en contradicciones.
El ejército afirmó que el ataque en el que murieron civiles y cinco periodistas de diferentes agencias de información internacionales, estaba dirigido a una Cámara de Vigilancia de la organización Hamás, y contra personas identificadas como combatientes.