Francia exigirá a los viajeros de China que proporcionen un resultado negativo de la prueba de COVID-19 menos de 48 horas antes de la salida, dijeron este viernes los ministerios de Salud y Transporte.
La prueba será obligatoria en todos los vuelos desde China, incluidos los vuelos con escalas. Los viajeros en aviones que lleguen desde China también deberán usar máscaras.
Habiendo mantenido sus fronteras casi cerradas durante tres años, imponiendo un régimen estricto de bloqueos y pruebas implacables, Beijing cambió abruptamente el rumbo de vivir con el virus el pasado 7 de diciembre y las infecciones se han propagado rápidamente en las últimas semanas.
“Francia no fijó una fecha de inicio para las medidas, pero publicará un decreto del Gobierno y notificará a los estados miembros de la Unión Europea (UE)”, dijeron los ministerios.
Una fuente del Gobierno dijo que tomaría “un poco de tiempo” para que se implementaran las pruebas obligatorias.
Desde el 1 de enero, Francia también realizará pruebas PCR COVID aleatorias a su llegada a algunos viajeros provenientes de China, dijo a los periodistas un funcionario del Gobierno.
Asimsimo, el Gobierno recomendó que las personas con sistemas inmunológicos débiles retrasen los viajes no esenciales a China.
Corea del Sur y España se unieron este viernes a una lista creciente de países, incluidos Estados Unidos, India y otros, que han impuesto pruebas de COVID para los viajeros de China.
Datos poco fiables
Tres años después de la aparición de los primeros casos de coronavirus en Wuhan, China puso fin a su política draconiana de “cero COVID”.
La población estaba ampliamente protegida del virus gracias a pruebas de detección generalizadas y un seguimiento estricto de los desplazamientos, así como por los confinamientos y las cuarentenas obligatorias desde el descubrimiento de un contagio.
Estas medidas extremas, que mantenían al país en gran medida aislado del resto del planeta, asestaron un duro golpe a la segunda economía mundial y provocaron en noviembre manifestaciones de descontento contra las autoridades del país comunista.
Desde que se levantaron las restricciones, los hospitales chinos se ven abrumados por una avalancha de enfermos, en su mayoría ancianos vulnerables porque no están vacunados, y en muchas farmacias se agotaron los medicamentos contra la fiebre.
A pesar del repunte epidémico, las autoridades también pondrán fin el próximo 8 de enero a las cuarentenas obligatorias a la llegada al país y permitirán a los chinos viajar al extranjero.
El Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) reportó el jueves solo 5 mil 515 nuevos casos y una muerte por COVID-19.
Pero esas cifras ya no parecen reflejar la realidad, puesto que las pruebas generalizadas dejaron de ser obligatorias y los criterios de fallecimiento por el virus se modificaron.