Frente a un repunte “estratosférico” de casos de COVID-19, el Consejo de ministros de Francia adopta este lunes un proyecto de ley que obliga a vacunarse al personal de salud y que extiende el uso del pase sanitario para acceder a numerosos lugares, lo que provocó una reacción el sábado en la calle de los movimientos antivacunas.
Estamos al inicio de la cuarta ola, con un incremento de la incidencia estratosférico”, se alarmó en Franceinfo el portavoz del gobierno, Gabriel Attal.
El domingo, la agencia de salud pública francesa (Santé publique France), registró 12 mil 532 casos en 24 horas, el nivel más alto detectado un domingo desde mediados de mayo.
Las medidas más importantes de la ley, como la vacunación obligatoria del personal de salud y la utilización del pase sanitario (que registra si se tiene la pauta completa de la vacuna, un test negativo reciente o si se está inmunizado) para acceder por ejemplo a trenes, bares y restaurantes, tienen un amplio respaldo de la población.
El texto, que podría aprobarse el viernes en el Parlamento, pondrá sobre el papel las medidas anunciadas por Emmanuel Macron el 12 de julio, y que empujaron masivamente a los franceses a pedir citar para vacunarse: el viernes se alcanzó el récord de pinchazos en un día, 879 mil 597.
El objetivo, que comparten varios países europeos confrontados al aumento fulgurante de la variante Delta (detectada por primera vez en la India), es relanzar la vacunación masiva y evitar la vuelta a las medidas de confinamiento o de toque de queda, que podrían ralentizar la recuperación económica.
Sin embargo, la movilización contra lo que los antivacunas consideran como la “dictadura” del pase sanitario fue más importante de lo esperado. El ministerio del Interior cifró en 114 mil personas los manifestantes que desfilaron el sábado por 136 concentraciones en todo el país, 18 mil en París.