El Gobierno británico anunció un paquete de 15 mil millones de libras para ayudar a los hogares más desfavorecidos a hacer frente a la crisis del costo de la vida, parcialmente financiado por un impuesto excepcional a los gigantes energéticos.
En una intervención ante el Parlamento, el ministro de Finanzas, Rishi Sunak, aseguró que este paquete de ayudas permitirá a las personas británicas más desfavorecidas a “sentir que se aligera el peso” de una inflación que alcanzó 9% en abril, un récord en los últimos 40 años.
En las últimas semanas, el ejecutivo británico defendió que ya había destinado 22 mil millones de libras a ayudar a las personas más desfavorecidas a hacer frente a la inflación, una cantidad que los sindicatos y las asociaciones de lucha contra la pobreza denunciaron como insuficiente.
El primer ministro conservador, Boris Johnson, y sus ministros se oponían desde hace tiempo a aplicar este impuesto excepcional, alegando, como los propios gigantes energéticos, que podría socavar la inversión en energías renovables y la transición hacia la neutralidad de carbono.
Tras la publicación de un informe que responsabilizó a los dirigentes británicos de la cultura que permitió la celebración de numerosas fiestas ilegales en Downing Street durante los confinamientos contra COVID-19, Johnson, que se niega a dimitir, pareció dispuesto a ceder a la presión.
Ofgem anunció que el precio máximo de la energía podría aumentar más de 40% en octubre, es decir, 800 libras (mil dólares) más al año por hogar.
Al mismo tiempo, gracias a la subida de los precios del petróleo, que se aceleró con la invasión rusa de Ucrania, los gigantes de la energía han visto sus beneficios trimestrales aumentar considerablemente.