Con la intención de empujar a la Unión Europea (UE) a una renegociación y calmar a los unionistas de Irlanda del Norte para que desbloqueen las instituciones regionales, el Gobierno británico presenta este martes su plan unilateral de modificación de los controles posbrexit.
La ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss, expondrá al Parlamento los fundamentos del enfoque.
Todo indica que no presentará inmediatamente un proyecto de ley para suprimir partes importantes del denominado “Protocolo de Irlanda del Norte” en la legislación británica, lo que podría desatar una guerra comercial de represalias por la UE, sino simplemente sentar sus bases de momento.
Pese a que Reino Unido salió oficialmente del bloque en febrero de 2020 y completamente en enero de 2021, el protocolo vuelve ahora a provocar tensiones, no solo entre Londres y Bruselas, sino también con las instituciones autónomas regionales de Irlanda del Norte.
El Acuerdo de Paz del Viernes Santo de 1988, que puso fin a tres décadas de sangriento conflicto entre unionistas protestantes y republicanos católicos, impuso que ambas partes compartan el poder en el ejecutivo regional de esta nación británica de 1.9 millones de habitantes.
Para evitar el retorno de una frontera física con la República de Irlanda, inaceptable para los republicanos y que podría poner en peligro la frágil paz, el protocolo impone controles aduaneros a los productos que llegan a la región procedentes del resto de Reino Unido.