Hambruna, catástrofe humanitaria y negociaciones estancadas… El pueblo palestino en la Franja de Gaza muere de hambre, sed y la situación empeora cada día.
Tras cinco meses de la incursión militar israelí, al menos 15 niños han muerto por desnutrición, que se suman a los cerca de 31 mil civiles que han perdido la vida a causa de los bombardeos.
“Sobreviví, pero quiero ver a mi familia por última vez. Vi a mi hermana y a mi padre, pero aún no los han sacado, todavía están bajo los escombros. Quiero verlos para al menos decirles adiós”, comentó la sobreviviente Hala Hazem.
En 150 días los ataques han sido constantes, destruyendo un territorio con dos millones 300 mil habitantes.
“La magnitud de la destrucción es increíble y evidente. No hay ninguna casa, escuela o tienda en pie, ningún parque, universidad u oficina en Jan Yunis”, señaló Inas Abu, desplazada de Jan Yunis.
Ahora, casi dos millones de personas sobreviven hacinadas en el sur del enclave. Con la ciudad de Rafáh conteniendo la respiración ante el inicio de un inminente ataque israelí por tierra.
“Siempre que los israelíes nos ordenan que vayamos, vamos. Ahora dicen que quieren entrar en Rafáh. Entonces, ¿por qué nos pidieron que nos dirigiéramos a Rafáh si querían ocuparla? ¿Adónde podríamos ir con nuestros hijos?”, puntualizó Suaad Abu, habitante desplazada.
Israel y Hamás siguen negociando un alto el fuego y la liberación de 40 rehenes israelíes, a cambio de 400 presos palestinos.
Este jueves inició una pausa. Hamás aseguró que las negociaciones continuarán, pero culpó a Israel de frustrar los esfuerzos de los mediadores. En el terreno, la ayuda sigue cayendo del cielo, como gotas de esperanza para una multitud hambrienta.
“Podemos sobrevivir sin comida durante varias horas, pero nuestros hijos no. Están muriendo y desmayándose en las calles de hambre. ¿Qué podemos hacer?”, afirmó Bassam Al-hou, habitante de la Franja de Gaza.