El clima en Irak está registrando altas temperaturas, las cuales superan los 50 grados Celsius. Esta situación provocó que diversas aldeas se queden sin luz eléctrica, padezcan sequía, no tengan agua corriente en casa y exista una distribución gubernamental insuficiente.
Este fenómeno también está provocando que las autoridades locales tomen algunas medidas, debido a que este país ocupa el quinto lugar en la lista de países más vulnerables al cambio climático.
Este clima afectó principalmente dos actividades: la agricultura y la pesca. Además, los hospitales de Irak están llenos por casos de insolación o dificultades para respirar, y las provincias de Basora, Dhi Qar y Maysan se quedaron sin energía eléctrica por segunda noche consecutiva, dejando a millones de casas sin luz.
En los últimos meses, las aguas del río Éufrates disminuyeron hasta secar sus afluentes menos caudalosos. Como resultado, cuando las temperaturas se acercan a los 50 grados, una tercera parte de la provincia de Diwaniya se ve privada de acceso directo al agua.
Mientras que el pueblo de Al Aghawat espera uno de los camiones cisterna enviados por el gobierno una o dos veces por semana.
Las autoridades iraquíes culpan a la sequía, pero también a las presas construidas río arriba, en los vecinos Turquía e Irán.
“Salinidad elevada”
Como la mayoría de sus vecinos, Yunes Ajil antes vivía de la agricultura, pero a causa de la sequía, la actividad agrícola escasea y para alimentar a sus hijos, vende ovejas de su ganado.
“Hay medio centenar de casas en el pueblo. Pero ya sólo quedan diez familias, el resto se ha ido”, aseguró.
Hasta marzo de 2022, más de 3 mil 300 familias se vieron desplazadas por factores climáticos en 10 provincias en el centro y sur del país debido a la escasez de agua, su salinidad elevada y su mala calidad.
Aunque el río Éufrates aún pasa por Diwaniya, ciertos afluentes sufren sequía, explica Hasan Naim, responsable de los recursos hídricos de la provincia. En consecuencia, hay una veintena de estaciones de depuración detenidas, explica.
La crisis lleva ya más de dos meses. Antes, señala, aunque algunos afluentes se secaban, el agua volvía a los pocos días. Naim admitió que las cantidades de agua distribuidas son “muy escasas” comparadas con las necesidades de la población.
“Tortura”
Los habitantes de la zona se han manifestado dos veces para protestar por la situación. “En torno a un tercio de la provincia de Diwaniya sufre un problema de acceso al agua”, reconoció su gobernador Zuheir al Shaalan, subrayando el impacto sobre la agricultura, el ganado, el consumo y el agua potable.
Más de 75 aldeas están afectadas.