Los irlandeses rechazaron mayoritariamente en un refernéndum modernizar el concepto de familia y las referencias al rol de la mujer en la Constitución de 1937, heredada de la fuerte influencia de la Iglesia católica en la vida pública y privada.
En un golpe simbólico a las mujeres y contra una clase política cuyos principales partidos defendieron el “sí”, los votantes irlandeses desaprobaron las enmiendas de dos apartados constitucionales sobre la definición de la familia y el papel de la mujer en la sociedad.
La primera pregunta de la consulta popular propuso ampliar el concepto de la familia para extenderlo más allá de la base del matrimonio, incluyendo las “relaciones duraderas“, como las parejas que no se han casado y sus hijos.
Un 67.69% de los votantes eligió el “no” para esta primera pregunta, según los resultados oficiales anunciados hacia las 19H00 GMT.
La segunda pregunta, rechazada por 73.9% de los votantes, planteó borrar una referencia anticuada sobre el papel de las mujeres en el ámbito doméstico, que afirma que deben cumplir con “sus obligaciones” en el hogar.
La reforma propuso reemplazar esta formulación por una disposición que hubiera extendido a todos los miembros de una familia la responsabilidad de ocuparse de los otros.
Los partidarios del “no” alegaron que el concepto de “relación duradera” era indefinido y confuso, y que las mujeres y las madres quedaban “fuera” de la Constitución.
“Nos costó mucho convencer a la gente de la necesidad de un referéndum, por no hablar de los detalles de la redacción”, concedió el primer ministro Leo Varadkar, quien admitió un “rechazo general” con una “participación respetable”.
Además del Gobierno, los principales partidos políticos apoyaron el “sí” para ambas preguntas, pero la formulación usada para la consulta fue muy criticada en este país miembro de la Unión Europea donde se ha reducido la influencia de la Iglesia católica, pero siguen presentes sectores muy conservadores.
El referendo despertó poco entusiasmo, con una participación que no superó el 50% en la mayoría de las 39 circunscripciones.
“Una amplia derrota”
Irlanda, de 5.3 millones de habitantes, legalizó el matrimonio para personas del mismo sexo en 2015 y el aborto en 2018.
Las dos enmiendas de esta consulta se referían al artículo 41 de la Constitución, pero los que se opusieron a estos cambios criticaron que las formulaciones eran vagas, especialmente en la segunda pregunta, y además rechazaron la supresión de las palabras “mujer” y “madre” del texto.
Personalidades cercanas a la extrema derecha plantearon que las enmiendas constituían una amenaza, ya que podrían haber incentivado relaciones polígamas o la reunificación familiar para los inmigrantes.
Antes de la votación, el primer ministro declaró que una victoria del “no” sería “un paso atrás” para el país.
“Es un día triste para los que luchan desde hace décadas para eliminar a estas palabras sexistas” de la Constitución, reaccionó la senadora laborista Marie Sherlock en la radio RTE.
Orla O’Connor, directora del National Women’s Council, que es la principal organización que lucha por los derechos de las mujeres, consideró que el voto debe servir como una “llamada de atención”.