El Ejército de Israel lanzó este domingo 24 de agosto una serie de ataques aéreos contra Saná, capital de Yemen, que dejaron al menos dos personas muertas y 35 heridas, de acuerdo con el Ministerio de Salud del movimiento hutí, que controla la ciudad desde 2014.
De acuerdo con las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), los bombardeos se dirigieron contra infraestructura militar, entre ellas un complejo donde se ubica el palacio presidencial, además de dos plantas eléctricas y un almacén de combustible.
La justificación del ataque, señalaron, es que “en el complejo operan las fuerzas militares del régimen terrorista hutí”.
El ministro de Defensa, Israel Katz, compartió en la red social X una fotografía junto al primer ministro Benjamín Netanyahu y el jefe del Estado Mayor, Eyal Zamir, con la frase: “Observando cómo los aviones de la fuerza aérea atacan Yemen (…)”.
Los hutíes, por su parte, condenaron lo que calificaron como “agresión criminal sionista” contra instalaciones de uso civil y responsabilizaron a Israel y a sus aliados de las consecuencias.
Hashem Sharaf Addin, ministro de Información del movimiento, sostuvo que estos ataques no los disuadirán de mantener su respaldo a la Franja de Gaza y advirtió que continuarán sus ofensivas contra territorio israelí.
El episodio ocurre tras una investigación de la Fuerza Aérea israelí que señaló que los hutíes emplearon por primera vez, el pasado viernes, una bomba de racimo en un misil dirigido hacia Israel. El artefacto se desintegró en pleno vuelo sin dejar víctimas.
Los hutíes, aliados de Irán, han lanzado en los últimos meses misiles y drones hacia Israel en solidaridad con Gaza, aunque la mayoría han sido interceptados. En respuesta, Israel ha advertido que las milicias yemeníes “están aprendiendo a las malas” las consecuencias de sus acciones.