Israel mantiene abiertos siete frentes de confrontación en Medio Oriente: Irán, Líbano, Yemen, Siria, Irak, Cisjordania y la Franja de Gaza.
Esta red de tensiones refleja el alcance regional del conflicto, con amenazas tanto desde el norte como del sur. Las acciones del ejército israelí no se limitan al frente gazatí, sino que se expanden hacia territorios estratégicos donde operan grupos como Hezbolá y los hutíes, considerados aliados de Irán.
La presencia de estos múltiples frentes no es nueva. Desde hace años, Israel ha sostenido una política de contención y respuesta frente a ataques indirectos, que han incluido drones, cohetes y milicias. Sin embargo, el actual momento representa una intensificación en el número y fuerza de los actores involucrados.
Crisis interna israelí
Dentro de Israel, el primer ministro Benjamín Netanyahu enfrenta fuertes protestas de familiares de rehenes, quienes exigen un alto al fuego y critican la prolongación de la ofensiva en Gaza.
Las manifestaciones han escalado hasta convertirse en una presión política significativa que se suma a una creciente crisis gubernamental.
Los partidos de oposición impulsaron una propuesta para disolver el Parlamento israelí con el objetivo de poner fin al mandato de Netanyahu, sin embargo, dicha iniciativa fue rechazada. A pesar de esto, la inestabilidad política crece al mismo ritmo que el descontento social.
En paralelo, el ejército israelí mantiene operativos en la Franja de Gaza, incluyendo ataques aéreos y el bloqueo total a la ayuda humanitaria. El enclave palestino se ha quedado sin acceso a internet ni servicios de telefonía debido a los bombardeos, lo que dificulta las labores de rescate y comunicación de la población civil.
Abu Ahmad Agu Zeid, un ciudadano palestino en Gaza, declaró:
“Los bombardeos y la destrucción no detendrán la guerra… estamos siendo desplazados, bombardeados, y aun así seguimos resistiendo.”