Más de 40 mil personas han sido expulsadas de sus hogares en Cisjordania durante los últimos cinco meses, debido a la ofensiva del ejército israelí, de acuerdo con la organización Médicos Sin Fronteras (MSF).
“El ejército allanó el campamento. Había algunos militantes allí, pero podrían haberlos capturado sin dañar a los civiles. Sin embargo, decidieron atacarnos, entraron en nuestras casas y nos obligaron a salir. Esto es solo una operación para desplazar al pueblo palestino”, narró Mohammad Miree, residente del campo de refugiados de Tulkarem.
Se trata de una operación militar que Israel ha utilizado desde hace años en Cisjordania, y que en los últimos meses se ha intensificado. Al mismo tiempo, mantiene su invasión y ataques en territorio gazatí.
Las tropas bombardean principalmente campamentos de refugiados, que habían declarado como zonas “seguras”.
Los ataques, argumenta el gobierno israelí, son para desactivar organizaciones armadas apoyadas por Irán o Líbano.

Amenazas al pueblo de Cisjordania
En casos menos desafortunados, el ejército ordena a la población evacuar las zonas. Las y los palestinos se ven obligados a salir de su hogar para no ser víctimas de un bombardeo o de una agresión directa.
Posteriormente, el ejército introduce maquinaria para destruir las casas, las calles o los campamentos e inician la construcción de asentamientos que entregan a colonos israelíes.
Las y los habitantes de Cisjordania denuncian que, si intentan regresar a sus hogares, las fuerzas de defensa israelíes les amenazan y atacan.
“Todos salieron de sus casas así, con las manos vacías, sin nada, y a quienes intentan sacar algo de sus casas les disparan o les golpean”, señaló Malik Lutfi, residente de un campo de refugiados.
En 1948, Israel desplazó a más de 500 mil palestinos y palestinas de sus lugares de origen en lo que se conoce como la ‘nakba’, catástrofe en árabe. Aunque han pasado más de 70 años, el plan de desplazamiento palestino, continúa.