El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, visitará Rusia el martes, en un viaje que enfureció a Washington en plena crisis entre Moscú y los países occidentales por Ucrania.
Para los analistas, el viaje del mandatario brasileño, que además visitará el jueves Hungría, liderada por su aliado, el primer ministro Viktor Orban, difícilmente podría haber llegado en peor momento, y responde a preocupaciones de política interna.
“El momento es muy malo”, señaló Guilherme Casaroes, analista político de la Fundación Getulio Vargas (FGV).
Además, dijo que está cada vez más tenso en la frontera de Ucrania, donde el ruido de las botas rusas frustra las esperanzas de una desescalada.
“Estados Unidos presionó mucho a Brasilia para que lo cancelara”, comentó Felipe Loureiro, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Sao Paulo (USP).
Varios ministros también se manifestaron en contra.
“Pero una cancelación habría enviado la señal de que Brasil es un títere de Estados Unidos”, añade, y que el presidente ruso, Vladimir Putin, ansioso por demostrar que no está aislado, “se habría enfurecido”.

La invitación de Moscú a finales de noviembre, cuando ya se asentaban las tensiones, será por tanto honrada, pese a la amenaza de una guerra en Europa.
Asimismo, el presidente ultraderechista se reunirá el miércoles en el Kremlin con su homólogo ruso, un “hombre fuerte” a quien admira.
Bolsonaro también dijo que viajaría a la capital rusa para mejorar las relaciones comerciales con su socio, consciente de los problemas que tienen algunos países con Rusia.
La potencia latinoamericana aboga por el “diálogo” y evita involucrarse en este conflicto con tintes de Guerra Fría.
Además, el sábado, al confirmar su viaje, Bolsonaro pidió “a Dios para que reine la paz en el mundo”.
“La motivación del mandatario, a quien las encuestas auguran una derrota en las elecciones presidenciales de octubre frente al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, muy probable candidato, es electoralista”, dice Casaroes.
Según una fuente de la diplomacia brasileña, las discusiones se centrarán en las inversiones rusas en hidrocarburos e infraestructura en Brasil y el comercio bilateral, que aún es modesto.
Rusia suministra principalmente fertilizantes al gran productor agrícola sudamericano y le compra carne vacuna y avícola, soja, café y maní, solo 0.74% de las exportaciones brasileñas.
Brasil, miembro con Rusia de los BRICS, más India, China, Sudáfrica, se convirtió por un plazo de dos años en miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, donde podría eventualmente ponerse del lado de Putin en la disputa sobre Ucrania, tras apoyar a Estados Unidos hace una semana.