Este domingo, la ciudad ucraniana de Jersón, en manos rusas, se vio privada de agua y electricidad tras un bombardeo atribuido a las tropas ucranianas que realizan una contraofensiva en el sur del país.
Esta es la primera vez que Jersón, ocupada por las tropas rusas poco después del inicio de la invasión de Ucrania a fines de febrero y anexada por Moscú en septiembre, se ve privada de esos servicios vitales.
“Un ataque terrorista, organizado por la parte ucraniana, dañó tres postes de hormigón de líneas de alta tensión en el eje Berslav-Kajovka. Actualmente, no hay agua ni electricidad en la ciudad ni en algunos distritos de la región “, indicaron en Telegram las autoridades de la ocupación rusa.
Según un representante de los servicios de emergencia, citado por las agencias de prensa rusas, más de 10clocalidades de la región están sin electricidad.
Rusia procedió en las últimas semanas a la evacuación de decenas de miles de civiles de Jersón para convertirla en una “fortaleza” frente al avance de una rápida contraofensiva ucraniana.
Ucrania centraba hasta ahora sus ataques en las líneas de aprovisionamiento del ejército ruso y sólo en muy contadas ocasiones bombardeó infraestructuras civiles en zonas ocupadas.
Los bombardeos rusos, por su parte, destruyeron 40% de las infraestructuras energéticas ucranianas, provocando numerosos apagones y cortes de agua en varias regiones, incluyendo en Kiev, la capital.
Represa amenazada
Poco antes, las autoridades rusas de ocupación dieron parte de un bombardeo ucraniano en la represa de Kajovka, a unos 60 kilómetros a vuelo de pájaro de Jersón.
“Hoy se lanzaron seis misiles Himar. Las unidades de defensa antiaérea derribaron cinco, incluyendo uno que alcanzó la esclusa de la presa de Kajokva, que resultó dañada”, declaró un representante de los servicios de emergencias de la región de Jersón.
La represa hidroeléctrica de Kajovka, instalada en el Río Dniéper, abastece de agua a la Península de Crimea, anexionada en 2014 por Moscú.
Estados Unidos entrega desde julio a Ucrania misiles Himar de una precisión mucho mayor que los de fabricación soviética usados hasta ahora.
Tanto Ucrania como Rusia advertían desde octubre del riesgo de bombardeos contra esa represa estratégica y los dos países se acusan mutuamente de poner en peligro las vidas de “miles” de habitantes de esa zona.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, acusó hace dos semanas a Moscú de querer atacar con explosivos la represa. Rusia calificó esas acusaciones de meras “mentiras”.
Las autoridades de ocupación rusa llevan a cabo desde hace tres días “evacuaciones” de civiles en los pueblos cercanos a la represa, ante un “posible ataque con misiles” que podría acarrear “la inundación de la margen izquierda” del Dniéper.
Ucrania califica esas evacuaciones de “deportaciones” de ucranianos hacia territorios menos expuestos a los combates o incluso a Rusia.
Custodios del conflicto
En tanto, el papa Francisco, de viaje en Baréin, rezó este domingo por la “Ucrania martirizada”, para que la guerra termine, después de más de ocho meses de conflicto.
En el terreno, un taiwanés de 25 años que combatía como voluntario contra las fuerzas rusas fue abatido, anunció el sábado el Ministerio de Relaciones Exteriores de la isla asiática.
En Starytsya, un pequeño pueblo fronterizo del noreste reconquistado por el ejército ucraniano en septiembre, los soldados de Kiev montan guardia.
“Cada uno en su casa. Rusia tiene su país y que se queden allí”, dijo el comandante de la 127 brigada ucraniana, Roman Grishchenko, al frente de 5 mil hombres que custodian este territorio liberado.
Asimsimo, el Ministerio ruso de Defensa afirmó que eliminó un depósito de misiles y de armas de artillería de las fuerzas armadas ucranianas, incluyendo “120 cohetes del sistema Himar”, en la región ocupada de Donetsk, en el este.