En el epicentro del poder alemán, entre los edificios del Parlamento y la cancillería en Berlín, jóvenes acampan desde finales de agosto con un mensaje contundente: “La crisis climática mata, estamos en huelga de hambre por un tiempo indefinido”.
A dos semanas de las elecciones generales en Alemania, los seis activistas piden un encuentro con los tres principales candidatos a suceder a la canciller Angela Merkel: el conservador Armin Laschet, el socialdemócrata Olaf Scholz y la ecologista Annalena Baerbock.
Los tres partidos colocaron la política climática como un tema principal en sus campañas.
Los Verdes incluso abogan por colocar la neutralidad de carbono como la máxima prioridad del próximo gobierno.
Pero para los activistas es insuficiente.
Ningún partido está preparado para tomar las medidas necesarias para protegernos a nosotros, la generación joven, de la catástrofe”, aseguró Jacob Heinze.
La huelga de hambre es el último recurso frente a la gravedad extrema de nuestra situación”, dijo el joven de 27 años.
Estamos sentados sobre una bomba de tiempo. Si no cambiamos las cosas rápido, en unos años será demasiado tarde”, añadió Hannah Luebbert, una activista de 20 años que está en el equipo de asistencia.
Para encontrar pruebas, afirmaron estos jóvenes, sólo hay que mirar las devastadoras inundaciones que arrasaron el oeste de Alemania en julio y que los expertos vincularon directamente al cambio climático.
El calentamiento global también provocará hambruna, de ahí la idea de una huelga de hambre voluntaria.
Estos estudiantes, de entre 18 y 27 años y llegados de toda Alemania, creen que son “la última generación” que todavía puede actuar.
En su opinión, la desobediencia civil de movimientos como Extinction Rebellion o Fridays for Future no llega lo suficientemente lejos.
Estos grupos han escalado edificios políticos o se han encadenado en la calle para bloquear el tráfico.
Hemos visto que este tipo de acciones no han llevado a ningún cambio a nivel político”, dijo Luebbert.
Formando un círculo en el césped, algunos activistas están pálidos y raquíticos.
Uno de ellos, exhausto, rompió a llorar mientras unos jóvenes médicos revisaban su peso y su presión sanguínea.
Otros prefieren quedarse dentro de las tiendas que se han convertido en improvisados hogares.
En el 15º día de huelga, los activistas decidieron redoblar la apuesta dejando las bebidas vitamínicas que tomaban hasta ahora.
Estamos notando los efectos y la próxima semana va a ser realmente dura”, expuso Henning Jeschke, una activista que ha colgado varios videos de su protesta en Twitter.
La única respuesta que han obtenido por ahora es una llamada telefónica de Baerbock, la candidata ecologista.